Y ayer, Día Internacional en Contra de la Violencia que nos afecta a las mujeres, Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en Colombia la calificó de pandemia.
En efecto es una pandemia que se expresa de múltiples maneras: desde la descalificación que se disfraza de chistes, malos chistes aceptados por mayorías y causantes de carcajadas. Los mismos que incluyen a las gordas, y no a los gordos. A las suegras y nunca a los suegros. Y suman las burlas, los mandatos de silencio, la amenaza, el límite de gastos cuando él es quien suministra el dinero. ¡En fin! La cotidianidad.
La ausencia de respuestas, el ignorar las peticiones o la burla de soslayo, la interpretación, el rumor que impulsan ellos en contra de ellas en general sin argumentos que trasciendan sus propias interpretaciones, son formas de agresión más comunes hacia las mujeres que en afectación para los hombres.
No quiere decir que no se dé. Por supuesto que se da. Pero en menores porcentajes sin duda alguna. Además, si se trata de violencia física no es comparable la fuerza de una mujer frente a la de un hombre. No hay forma de comparar si de eso se tratara.
Para cerrar el círculo en la expresión más fuerte en contra de las mujeres están los golpes físicos y el asesinato, que en muchos casos demuestra sin duda la mayor debilidad masculina: la incapacidad de aceptar que una mujer dejó de quererlo, que se aburrió, que no lo acepta. Entonces, lo dicen las estadísticas, ellos quieren matarlas. Y en muchos casos lo logran.
Sobre el tema hablamos En Vía Contraria con un hombre: Camilo Martínez-Aparicio De la Hoz. Un hombre joven, casado y fiel, padre de dos hijas y quien afirmó: