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Por Daniela Malo
Santiago Botero, junto a Luis Herrera, también un importante icono del ciclismo, es el ciclista colombiano con más etapas ganadas en el Tour de Francia. Su debut en el 2000 lo convirtió en un gran protagonista ganando una victoria de etapa y el Maillot de la montaña, en esta importante competición ciclística europea.
En el 2001 ganó las dos etapas en la Vuelta España, así como la clásica de los puertos. Se coronó en 2002 como campeón mundial de la prueba contra reloj en Zolder (Bélgica), y en 2005 ganó la etapa en el Tour de Romandía. Datéate habló con él.
¿Cómo empezó a ser ciclista?
SANTIAGO BOTERO: Como todos los deportistas, inicié en el ciclismo profesional como hobbie, pero me empecé a meter en competencias y los resultados empezaron a ser importantes. Al mismo tiempo estaba estudiando en la universidad Administración de Empresas, pero llegó un momento en el que tuve que elegir entre la carrera o el ciclismo. Eso fue en el mundial de Duitama que se hizo en el año 1995. Ahí me reuní con un entrenador que me ayudó mucho y me salió la oportunidad de firmar con un equipo europeo.
Inicié prácticamente de cero, porque no tenía la experiencia de un ciclista profesional. A partir de ese momento, firmé por cuatro años y viajé a Europa. Al principio fue muy duro porque no tenía la experiencia profesional. Dos o tres años después, empecé a ver los resultados en crecimiento del nivel de categoría de las carreras. En ese momento, comencé a ganar los reconocimientos más relevantes para el país, como fue el de Campeón Mundial contrarreloj, la montaña del Tour de Francia, que es la más característica para los ciclistas colombianos, por la camisa de pepas rojas que ganó Herrera, etapas en el Tour de la Vuelta a España, entre otras. Fue una época relevante, ahora veo que fueron títulos muy importantes para el ciclismo colombiano.
¿Usted cree que les abrió camino a los ciclistas de hoy en día?
- B: Sí, a mí me lo abrieron Luis Herrera y Fabio Parra, quienes representaron bien a Colombia en el ciclismo. Haber estado en Europa y ganar las competencias fue referente para los jóvenes que querían ser ciclistas, como Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Sergio Henao, Carlos Betancourt, Julián Arredondo, entre otros jóvenes. Tal vez propicié el espacio para que ellos se animaran a ser ciclistas. Ahora ellos son referentes para los jóvenes que quieren seguir esta disciplina.
¿Fue difícil el camino que tuvo que recorrer para llegar a la cima de su carrera?
- B: Cuando estás fuera del país, llegas pensando que vas a ganar, pero no ganas. El proceso de adaptación es complicado, pues pasas de ser un estudiante, con comodidades, junto a tu familia, a pasar a estar en un hotel solo, compitiendo para poder sobresalir, en medio de la nada, sin tener amigos, y sin tener resultados. Uno piensa en renunciar y volver al país a pasar una hoja de vida como administrador de empresas, pero la persistencia fue la que me ayudó a no desistir en el primer intento.
¿Cree que el ámbito familiar es importante para que los niños puedan sobresalir en el deporte?
- B: El ciclismo siempre ha sido un deporte del pueblo, de una raza muy pujante, de personas humildes que quieren salir adelante y mejorar su estatus. Yo tuve la fortuna de que mis papás me ayudaran con mi educación y no tuve que trabajar para poder suplir mis necesidades. Podía dedicarme a mi deporte y a mi estudio, y se supone que ese debería ser el ideal para formar un deportista de alta competencia.
En Colombia no es lo que habitualmente se da, hoy en día está cambiando, ya los deportistas son personas formadas académicamente, ya son competidores que se pueden defender en el exterior. El deportista colombiano ya está globalizado, a raíz de eso, los resultados son de mejor nivel.
¿Qué mensaje le daría, desde su profesión de ciclista, a las personas que van a salir del conflicto colombiano desde su profesión de ciclista?
- B: El deporte juega un papel muy importante en el posconflicto. Debe incentivarse a los niños y a los jóvenes. Además, el deporte deja muchas enseñanzas, en cuanto a aceptar derrotas, que hay que esforzase, que las cosas no llegan por sí solas, que hay que trabajar fuerte por los resultados. Si no se llega a ser un gran deportista, al menos te va a enseñar a ser una mejor persona. Dentro de este posconflicto, la educación y el deporte van a ser herramientas importantes para este proceso de deserción.