La inteligencia emocional es la capacidad que cada ser humano tiene para dar un manejo adecuado a las emociones que le genera diversa situación. Aunque no se nace con esta capacidad, se puede desarrollar de manera efectiva, reconociendo las emociones propias y las de los demás y dándoles un curso adecuado de acuerdo al momento; si no se hace un manejo adecuado, puede llegar a afectar la salud, ya que se somatizan las emociones en el cuerpo, generando un desgaste que conlleva a la aparición de dolores físicos.
“Uno nace varias veces en la vida, no solamente cuando nace del vientre de su madre, sino cuando nace para la vida escolar en el que hay una ruptura en el vínculo, un nacimiento cuando conformas tu pareja, un nacimiento cuando ingresas a la universidad, en resumen, cuando enfrentas situaciones nuevas”, dice Gladis Montoya Cano, docente del programa de Psicología, quien estuvo como invitada en el programa La Voz de la U.
Es en ese momento en el que se presentan las ansiedades o inseguridades, sentimientos que una vez se reconocen, se aceptan y se aprenden a regular, conllevan a una inteligencia emocional; entonces, ser inteligente emocionalmente ayuda a auto educarse y aportar en el desarrollo de habilidades como la empatía que permiten mejorar el rendimiento escolar, laboral y personal, reducir el estrés, el desgaste emocional, prevenir impactos en los órganos del cuerpo porque no se somatizan dichas emociones, mejorar el desarrollo personal y tener mayor claridad para la toma de decisiones.
Por último, en el tema del día se abordó todo el asunto de la emoción del miedo, la cual psicológicamente se define como ansiedad anticipatoria, esto significa que se está teniendo temor de una situación con la que no se ha entrado en contacto, lo que hace que se genere el instinto de prevención que conlleva a muchas personas a tener reacciones negativas en su actitud y expectativas, las cuales juegan en contra de los resultados. “Cuando las situaciones se enfrentan de manera negativa se desarrolla el sentimiento del miedo”, comentó Gladis.
Cuando una persona tiene miedo hay un nivel de activación de adrenalina en el cuerpo que se interpreta como un estado de alerta y si se conserva este estado por mucho tiempo, puede generar un desgaste físico y emocional.
“El miedo bien manejado es una emoción que nunca se va a acabar porque las situaciones de peligro siempre van a existir y que tú puedas prevenirlas y puedas manejarlas, te lleva a salir adelante y lograr tus objetivos en la vida”, dijo Gladis.
En conclusión, se debe aprender a diferenciar las situaciones que se pueden manejar y las que no, para así proceder a identificar cuando se tiene un miedo, temor o fobia, buscar lo que detona la situación y posteriormente hallar las alternativas de manejo y control para dicha emoción; los pensamientos positivos y fortalecedores son de gran ayuda para superar situaciones que causan miedo.