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Las hijas de la violencia

Por: Andréa Parra y Laura Londoño

Las mujeres en el mundo aún no tenemos garantías por el simple hecho de ser personas. No hay equidad de género ni una regulación en los distintos ámbitos sociales que promueva una humanización sin denigrar o inferiorizar a las personas por el hecho de ser mujer, negra, indígena, etc.

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Según la ONU MUJERES:

  •     El 35% de las mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de su compañero sentimental en algún momento de su vida.
  • Se estima que más de 750 millones de mujeres en todo el mundo se casaron siendo niñas, es decir antes de los 18 años.
  • Unos 120 millones de mujeres de todo el mundo (algo más de 1 de cada 10) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas en algún momento de sus vidas.
  •  Las mujeres adultas representan el 51 por ciento de las víctimas de trata de seres humanos detectada a nivel mundial. En conjunto, las mujeres y las niñas representan el 71 por ciento, siendo las niñas casi tres de cada cuatro víctimas infantiles de la trata.

En Colombia también preocupa el panorama que vivimos las mujeres en cuanto a las violencias de las que somos víctimas. Según las cifras actuales de un informe realizado por la Facultad de Derecho de la Universidad Libre: en Colombia cada 28 minutos una mujer es víctima de violencia de género. En lo que lleva del año se han registrado al menos 3.014 casos de violencia de género contra la mujer en Colombia: es decir, alrededor de 50 cada día. De acuerdo con el estudio, las mujeres más afectadas por esta problemática son aquellas entre los 20 y 29 años, con 1.295 denuncias. También se reportaron 81 casos en los que menores de edad fueron maltratadas por sus parejas.

Las mujeres somos hijas de la violencia, del patriarcado que nos pone en desventaja frente a nuestros compañeros hombres. Desde que nacemos se nos etiqueta y orienta a ser, sentir, actuar y vivir de la manera que la sociedad considera correcta, nos obligan a tener roles y a marcar una diferencia que diga “sí, ella es toda una mujer, una dama”

Somos víctimas de acoso callejero desde niñas. Crecemos en un país machista, donde si naces mujer eres débil. Desde pequeñas nos incitan a que “tenemos” que vernos bellas, delicadas, decentes, y por supuesto a obedecer el primer sexo, “el fuerte”. No comprendemos desde pequeñas por qué tantos deberes, tantas cargas.

Yo comprendí a esa corta edad que algo no andaba bien, yo nunca pertenecí a ese grupo; no podía ser esa muñeca de porcelana, era mujer y era niña, sólo quería compartir con mis amigos y amigas.

Me ha tomado mucho tiempo desnaturalizar estas cosas que nos pasan, me entristece que a las mujeres nos atropellen los sentimientos, nuestra seguridad, los pensamientos, gustos y nuestra condición de ser humano. Que se naturalice el hecho de que alguien, principalmente un hombre, le bote una frase a una mujer denigrándola o haciéndola sentir inferior, acosada o en peligro.

Nada justifica la violencia, ni unos tragos, ni salir en la noche, nada. Todos y todas tenemos derecho a salir sin que nuestro cuerpo resulte siendo público, sin que crean que somos un blanco perfecto por ser mujeres.

Somos hijas de la violencia, pero no somos más hijas del miedo.

 

 

 

| Nota del editor *

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