Tenía 94 años y seguía cantando. De hecho, acababa de llegar de Japón donde cantó. Había interrumpido sus compromisos por una fractura que tenía en su brazo, pero estaba comprometido con un grupo de sus seguidores para cantarles en Bruselas a finales de octubre.
Su nombre completo casi nadie lo pronunciaba: Shahnourh Varinag Aznavourián Baghdassarian, pero fue una gran figura del cine francés y vendió más de 100 millones de copias de sus canciones. Se calcula que registró unos 1.200 temas y compuso para figuras como la inmortal Edith Piaf, Gilberto Becaud y Johnny Hallyday entre otros.
Su canción más conocida, por la cual millones de románticos soltaron lágrimas y dejara en quienes degustaban de la nostalgia, un pesar por los tiempos idos.
Lo llamaban como el Frank Sinatra francés, el Embajador de la canción francesa y el poeta romántico francés. Se casó tres veces y tuvo seis hijos. Deambuló por los principales escenarios de Europa y Estados Unidos. Famoso por su frase “El show debe continuar”, pero también dijo para una entrevista para ABC: “No doy una gran cantidad de consejos, porque somos individuos con diferentes talentos y dones. A mí me sirvió el trabajo duro, creer en ti mismo, tratar de ser diferente y no tener miedo al fracaso. Siempre es mejor hacer algo, que hablar de ello. No vivo en el pasado, sino en el presente. Siempre miro hacia adelante para los nuevos proyectos y las nuevas aventuras”.
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Sobre el “gorrión de París” dijo también en esa entrevista: “Estuve ocho años con Piaf, porque éramos amigos, nunca amantes. Fue una artista increíblemente instintiva y con talento, que rompió límites con la elección de sus canciones, su presencia en el escenario, su interpretación con la voz única e irremplazable. Lo sorprendente es que es más conocida y apreciada ahora, que cuando estaba viva”.
Toma fuerza hoy su canción “Morir
de amor”. “Es morir solo en la oscuridad
Cara a cara con la soledad, sin poder implorar clemencia ni
piedad, tú eres la luz y en mí anochece, tu amor es flor, mi amor se ofrece, mi
vida no tiene valor, morir de amor”.
Gracias Charles por tanta pasión en sus canciones y por su romanticismo.
Es lunes primero de octubre, es muy temprano para destapar la botella de vino, pero será una mañana para escuchar sus canciones y sumergirse en los recuerdos.
La Bohemia
Para recordar aquellos tiempos de bohemia…
Bohemia de París
Alegre, loca y gris
De un tiempo ya pasado
En donde en un desván
Con traje de can-can
Posabas para mí
Y yo con devoción
Pintaba con pasión
Tu cuerpo fatigado
Hasta el amanecer
A veces sin comer
Y siempre sin dormir
La bohemia, la bohemia
Era el amor, felicidad
La bohemia, la bohemia
Era una flor de nuestra edad
Debajo de un quinqué
La mesa del café
Felices nos reunía
Hablando sin cesar
Soñando con llegar
La gloria que conseguir
Y cuando algún pintor
Hallaba un comprador
Y un lienzo le vendía
Solíamos gritar
Correr y pasear
Alegres por París
La bohemia, la bohemia
Era jurar, te vi y te amé
La bohemia, la bohemia
Yo junto a ti, triunfar, podré
Teníamos salud
Sonrisa, juventud
Y nada en los bolsillos
Con frío, con calor
El mismo buen humor
Bailaba en nuestro ser
Luchando siempre igual
Con hambre hasta el final
Hacíamos castillos
Y el ansia de vivir
Nos hizo resistir
Y no desfallecer
La bohemia, la bohemia
Era mirar amanecer
La bohemia, la bohemia
Era soñar con un querer
Hoy regresé a París
Crucé su niebla gris
Y lo encontré cambiado
Las lilas ya no están
Ni suben al desván
Moradas de pasión
Soñando como ayer
Rondé por mi taller
Mas ya lo han derrumbado
Y han puesto en su lugar
Abajo un café-bar
Y arriba una pensión
La bohemia, la bohemia
Que yo viví, su luz perdió
La bohemia, la bohemia
Era una flor y al fin murió.