por Valentina Rodriguez
Estos actos se han hecho más visibles durante los últimos años, exactamente desde 2008 cuando por primera vez el acoso sexual fue tipificado como delito con el artículo 29 de la ley 1257, el cual puede tener penas de hasta 3 años de prisión. Existen muchos espacios en los que se presenta el acoso, los más comunes son el laboral, el público, el familiar y el educativo, este último con menos denuncias que los otros, por lo que Alexander Posada psicólogo y coordinador de acompañamiento y permanencia de UNIMINUTO, habló sobre las razones de dicha conducta.
‘‘La falta de conocimiento de los estudiantes sobre a quién acudir cuando son víctimas de estos actos, es una de las principales razones por las que no se hacen las denuncias. Además, la vergüenza, el temor y el pensar en las consecuencias que el contar lo sucedido puede traer a su vida académica, también influyen en la decisión de hablar o callar y continuar como si nada hubiera pasado’’, esto, según la experiencia de Posada como psicólogo de estudiantes universitarios.
Además, explicó que el acoso tiende a ser muy subjetivo por lo que son esenciales las pruebas para poder definir si la persona está siendo hostigada o si por el contrario está malinterpretando el actuar del otro. “Fue el caso de una estudiante que sentía que su profesor la estaba acosando, pero al hablar con el acusado y otras alumnas, se comprobó que aquel educador actuaba de la misma manera con todas y que solo ella lo percibía de esa manera’’.
Respecto a lo anterior, cabe señalar que estudios realizados por Capilla Navarro Guzmán, Victoria Aurora Ferrer Pérez y Esperanza Bosch-Fiol de la Universidad de las Islas Baleares de España, dicen que para las mujeres existen más actos que son considerados acoso sexual que para los hombres, algo que para el psicólogo Poveda, en el caso de Colombia, pasa por temas socio-culturales ‘‘Estamos en una cultura machista, donde el comentario vulgar para ellos ya se vuelve broma porque al hacerlo los demás hombres lo validan, riéndose o alabándolo, por lo que para ellos eso se convierte en algo normal’’.
Sobre esta tendencia machista en la que se encuentra el país, Alexander añadió, ‘‘es posible cambiar esta conducta, aunque lleva tiempo y depende de todos, tanto de las mujeres como de los hombres, pues cada uno debe darse su lugar en la sociedad y debe ser consciente de hasta qué punto se valida esa cultura o hasta qué punto puede cambiarla’’. Además, dijo que todo empieza desde la educación en casa y que, con actos pequeños, se puede aportar al cambio. ‘‘Que una mujer pague la cuenta o que un hombre ayude en las actividades de la casa, son pequeñas cosas que aportan a una sociedad más igualitaria.
Asimismo, Poveda expresó que la cultura machista le ha quitado validez a la justicia colombiana, ‘‘muchas veces pasa que cuando las mujeres van a demandar, los mismos encargados de hacer el proceso, que en su mayoría son hombres, se encargan de decirle que para que se pone a perder el tiempo si es algo menor, que cuando sea algo grave ahí sí denuncie’’, razones por las que, según. Poveda, ‘‘las mujeres dejan de ir, y cuando vuelve a suceder un hecho de acoso, bien sea sobre ella o alguien cercano, lo que pasa es que se repite ese mensaje de no denunciar si no es algo grave’’.
De acuerdo con lo anterior, para el coordinador de acompañamiento y permanencia, esa deslegitimación de la justicia puede influir en que algunas mujeres prefieran sacar provecho de la situación a denunciar, ya que saben que con esto último no conseguirán muchos resultados. ‘‘Por un lado están las mujeres que deciden dejar pasar el acoso, para no tener problemas o porque la justicia para ellas no es tan efectiva, y por el otro se encuentran aquellas que ya están permeadas por esa sociedad machista y deciden sacar provecho a esto pidiendo mejores notas o incluso remuneraciones económicas’’.
Por otro lado, también se habló sobre si el uso de redes sociales como Whatsapp entre estudiantes y profesores en el ámbito universitario,era de ayuda o si por el contrario se prestaba para que ocurrieran más casos de acoso, a lo que Alexander respondió: ‘‘En principio se consideraba que sólo fuera entre estudiantes, pero creo que esta red social hizo más cercana la conversación entre el docente y los alumnos, por lo que varios profesores la utilizan para crear grupos y así poder enviar la misma información a todos al mismo tiempo, lo que optimiza el tiempo tanto para alumnos como para profesores’’, pero esto solo se puede hacer ‘‘si se habla en clase y todos están de acuerdo. Además, se debe tener en cuenta que ese grupo es de carácter académico y que las conversaciones allí deben ser respetuosas tanto en el trato, como en los horarios de atención de las dos partes’’.
Para finalizar, es importante que las mujeres busquen ayuda en este tipo de situaciones, y que hagan las denuncias respectivas ya que así evitan que se sigan presentando este tipo de casos y que aumenten las víctimas. Además, que contando su historia alientan a otras mujeres a alzar la voz y contar la suya, terminando así con el silencio.