Mediante la resolución #82442, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), otorgó este jueves la patente de invención a los estudiantes de Ingeniería Electrónica y Telecomunicaciones de la Universidad Autónoma del Caribe, Mario Villamizar Palacio, José Suárez Mejía y a la docente Gisella Borja Roncallo, por la creación de una silla de ruedas eléctrica que se mueve con los ojos.
El proyecto fue llamado “Sistema de control para sillas de rueda eléctricas por medio de electrooculografía”, y se desarrolló en el Centro de Investigación de Bioingeniería (CEBI-UAC) de la Universidad, lugar donde los estudiantes encontraron los recursos necesarios para la construcción de su invento, tanto económicos como académicos.
“A nivel de los profesores encontramos en ellos un interés particular por el proyecto y eso generó que todo se diera más fácil, debido a que nos prestaban la ayuda adecuada en el momento requerido”, afirma Mario Villamizar.
Cabe resaltar que la electrooculografía, es prueba electrofisiológica que recoge las señales que se generan con el movimiento de los ojos, pues cuando estas se captan es posible hacer múltiples implicaciones.
Dentro de las reivindicaciones concedidas por la SIC, se establecen los pasos del método para controlar una silla de ruedas mediante el movimiento ocular del usuario:
- Obtener las señales electrooculográficas por medio de cinco electrodos colocados en el rostro del usuario.
- Acondicionar las señales quitándoles diferentes ruidos y llevándolas a niveles aptos, y transmitirlas a través de radio frecuencia.
- Determinar la posición de los ojos y establecer la dirección de movimiento deseada por medio de un microcontrolador.
- Detectar, por medio de sensores ultrasónicos que giran angularmente, la presencia de obstáculos en la dirección de movimiento.
- Generar con base a la información obtenida el accionamiento de los motores correspondiente para el desplazamiento de la silla de ruedas.
- Monitorear de forma paralela la velocidad real de las ruedas para mantener una velocidad segura en condiciones de pendiente o superficies especiales.
Según el estudiante Villamizar, esta invención nació de la necesidad de desarrollar un proyecto de grado para él y su compañero José Suarez. “Teníamos adelantados los sensores de un trabajo anterior y decidimos mejorarlos. De ahí, surgió la idea de usar el electrooculógrafo para controlar sillas de ruedas eléctricas. Además partió de una necesidad que habíamos visto en las personas con discapacidad motriz severa, como la cuadriplejia, por ejemplo”, afirma Villamizar.
Sin lugar a dudas, este proyecto responde a una necesidad de nivel mundial para quienes no ven, según la docente Gisella Borja “Es una silla que les brinda esa ayuda, que les da la posibilidad de tener más independencia (…) Ayuda también en su calidad de vida, a su parte sicológica y emocional, al saber que podrán movilizarse sin necesidad de contar con el apoyo permanente de alguien”.