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Trans-insurrectas La violencia no discrimina

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos la esperanza de vida de las personas trans no superan los 35 años de edad.

Por: Andrea Parra y Laura Londoño

El último informe de Colombia Diversa, ‘La discriminación, una guerra que no termina’, afirma que en el 2017 se registraron 96 violaciones de derechos a personas trans, 85 dirigidas a mujeres y 11 a hombres.

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Estas cifras preocupantes abren un debate sobre los derechos humanos que le son negados a las personas trans en Colombia y Latinoamérica, y sobre las violencias impunes a las que son sometidas estas personas, sin tener un apoyo, una guía o un respaldo judicial, que no sería necesario si viviéramos en una sociedad capaz de respetar a sus pares, a las demás personas sin importar las diferencias.

En esta emisión de Voces en Movimiento estuvimos compartiendo micrófonos con Sarah Gonzáles y Carli Castillo, personas de la Fundación Grupo de Acción y Apoyo a personas Trans – GAAT, espacio en donde se “trabaja por la defensa y reivindicación de los derechos humanos y la ciudadanía plena de las personas con experiencias de vida Trans, sus familias y redes de apoyo en la ciudad de Bogotá, Colombia.”



En el 2017 los youtubers Juan Pablo Jaramillo y Christian Castiblanco, lograron recoger 25 mil firmas digitales, proponían crear una política pública en donde se promovieran y reconocieran lugares libres de discriminación con el sello #AquíEntranTod@s. El 1 de marzo del 2018 se hizo realidad esta necesidad bajo el Decreto 410 de 2018. Por ello, el Distrito le entregó a el Mozo Club el certificado que lo reconoce como primer establecimiento libre de discriminación en Bogotá.

A pesar de este certificado, Juliana Salamanca Cortes comunicadora social y activista de la Red Comunitaria Trans, hizo una denuncia pública en redes sociales contra este establecimiento. Contó su experiencia del jueves 25 de octubre del 2018, cuando en la entrada un hombre la fue a requisar, ella dijo que era una mujer trans y que una mujer era quien debía hacer la requisa, pero “el señor afirmó que yo era un hombre y que en mi pasaporte salía sexo masculino. Desde ese momento el señor de seguridad, que se negó a identificarse, me llamaba “papi” y utilizaba pronombres masculinos cuando me hablaba con una actitud cínica y burlona.” Siendo así violentada y discriminada en un espacio que se decretó seguir para la
comunidad LGBT.

El miércoles 6 de noviembre en las principales ciudades de Colombia, se
movilizaron sectores religiosos y conservadores en contra de la comunidad LGBT que ha sido violentada durante años, bajo la premisa #NiCartillasNiDecretos argumentaron que están en contra de la ideología de género. Quienes promovieron esta movilización manifestaron inconformidad frente a los decretos 410 y 762 de 2018, argumentando que son políticas de odio que generan conflicto y dividen familias. Es evidente la desinformación y falta de respeto por parte de estas personas cuyo discurso es peligroso y discriminativo.

Desde que empezó a ser visible la comunidad LGBT en 1969 en Nueva York, las personas Trans siempre estuvieron ocultas, muy poco se ha hablado acerca de la lucha que han tenido que pasar las personas que no se sienten cómodas con el sexo que se les asignó al nacer. Las formas de supervivencia de esta comunidad siempre estuvieron aliadas con el trabajo sexual, ejemplo de esto, dos mujeres trans que quedaron registradas en la historia en los disturbios del bar de Stonewall, quienes lucharon por la visibilidad y acogieron a cientos de personas que estaban en la misma situación de rechazo, ellas pudieron brindarles un hogar y un espacio donde podían ser.

La decisión de cambiar físicamente su cuerpo y apariencia, les ha costado mucho en una sociedad conservadora que discrimina y rechaza todo lo que es distinto. Sarah Gonzáles afirma que “Los cuerpos trans tienen un significado político muy grande. Los cuerpos trans, son cuerpos que tienen mucho que contar. Estos relatan historias de violencia, tienen cicatrices, que no vienen necesariamente de experiencias de vida positivas”

Vivimos en un mundo lleno de odio, todos los días en las noticias se ven los
asesinatos, injusticias, abusos de poder, discriminaciones, y acciones que dañan la vida principalmente de las minorías invisibilizadas y violentadas. No es excusa la orientación sexual, las construcciones y expresiones de los cuerpos, la raza, la procedencia o cualquier otra característica del ser.

No hace falta que las personas pensemos igual, sólo es necesaria la empatía y el respeto. Urgen personas que sepan vivir sin pasar por encima de alguien más.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: radio@uniminuto.edu

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