Hacia el final de los años 80 en Bogotá se popularizó el escuadrón ’Muerte a Gamines’, que asesinaba a sus víctimas donde las hallara. Según la DIJIN y la Fundación Ideas para la Paz (FIP), entre los años 2010 y 2013, el total de habitantes de calle asesinados en la capital ascendió a 260. Y durante 2016 fueron asesinados 65 habitantes de calle en Bogotá, más de uno por semana; es decir, cinco por mes.

“Las personas que viven en la calle tienen un profundo sentido de la marginalidad, de abandono, de no pertenecer a nada. Son como extraños en su propia tierra; perciben que lo establecido no es para ello, sienten inferioridad y desvalorización personal con un escaso sentido de la historia, y viven un perpetuo presente”, así se refiere la profesora de la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Pontificia Bolivariana Marta Elena Correa,  a los habitantes de calle que han sido segregados hasta el punto en que ellos mismos no se conciben como sujetos de derechos.

“Hace 20 años dirían algunos grupos que los habitantes de calle deben limpiarse, son un peligro, ratas,  cáncer…y ahí los vamos configurando como un enemigo. Creo que deberíamos aprender de ellos, hay formas otras de vida diferentes al trabajo, al estudio etc.”, señaló Juan Camilo Ruiz, sociólogo y profesor de la Universidad Central, quien explicó además que el hecho de recoger personas y obligarlas a salir de las calles es un error.

Este problema no es llanamente social ni reciente, pues libros como ‘El Cartucho: de barrio Santa Inés al callejón de la muerte’, relatan que durante los siglos XVIII Y XIX la iglesia se encargaba del problema de la indigencia en la calle, ya que la repulsión de la población blanca de la época obligó a que se organizara una limpieza, desapareciendo de las calles y plazas de la capital a mendigos que incomodaban al paso.

“No hay que hacerles la vida fácil en la calle a los habitantes de calle”, afirmó el Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, luego de la intervención del 28 de mayo. El investigador de justicia Sebastián Lalinde dijo para VICE que por ejemplo: “el discurso de seguridad de Peñalosa ha contribuido a agravar la estigmatización contra los habitantes de calle, y eso termina por hacerlos aún más vulnerables a la limpieza social o a la violencia”.