Imagen: El País

En 30 segundos, cerca de 28 municipios de la región quedaron reducidos en escombros, convirtiendo a esa ciudad en el epicentro del movimiento telúrico. Fueron 1,185 personas las que murieron y 8,523 resultaron heridas tras el terremoto. A su paso, miles de familias se vieron damnificadas no solo sentimental, sino también económica y socialmente, al perder sus hogares en un abrir y cerrar de ojos.

La causa

La principal causa del desastre natural es que “esta área tiene un alto riesgo sísmico debido a la triple unión que ocurre en la esquina de la Placa Sudamericana, donde las placas de Nazca y Placa del Caribe convergen entre ellas”, afirma Fernándo Muñoz, habitante de la zona que ha vivido toda su vida en esa zona del país.

Municipios afectados

Los 28 municipios y lugares más afectados por esta catástrofe fueron: Armenia, en el que el 75% de su población resultó damnificada y cerca de 95 mil casas acabaron averiadas y otras destruidas; Córdoba departamento del Quindío, donde el 95% de las edificaciones terminaron destruidas, 3 personas murieron y 50 sufrieron heridas.

Otros de los municipios más afectados por el temblor fueron La Tebaida, con 36 muertos y 130 heridos. Aproximadamente 1.440 familias fueron reubicadas debido a que la infraestructura del lugar quedó en escombros. Mientras que el 60% de las viviendas del área urbana del municipio de Pijao terminó destruido por el terremoto, el reporte de las autoridades indicó que tres personas murieron y 16 resultaron heridas.

Momentos del Terremoto

Muñoz es un hombre de 64 años, quien ha pasado por diferentes municipios del departamento del Quindío, narró la difícil situación que él, su familia y muchas personas vivieron en el momento de este desastre natural.

“Iba a llamar a una sobrina, salí de mi casa a las afueras de Armenia y miré el reloj, era la 1.19 p.m., cuando sentí un movimiento exageradamente intenso y un ruido impresionante, para mí la tierra se movió por mucho tiempo”, comenta.

Cuando terminó el terremoto este hombre, que en esos días tenía 44 años, relata que salió en busca de sus padres, quienes vivían en el centro de Armenia, “cuando salí para la casa de ellos no había ninguna forma de comunicarse con las personas, a raíz del derrumbe del edificio de Telecom sobre la central telefónica. La energía no funcionaba, ni el agua, no había taxis ni carros de servicio público, las personas corrían de un lado al otro, era un caos total”.

Muñoz recalca que “la falla principal del terremoto fue en la vía de Romerales, pues cruza todo el centro de Armenia para salir al río Quindío (…), generando una deficiencia gigante en toda la infraestructura de la ciudad. Cuando me acercaba a la carrera 18, una de las calles más importantes de Armenia, todo estaba destruido en el suelo, carros aplastados por escombros, edificios derrumbados encima de casas, techos en las calles, en especial el barrio de Los Álamos estaba completamente en el piso”.


Réplica del suceso

A las 5 de la tarde, la Policía y la Defensa Civil comenzaron a mover los escombros, eran muchos los muertos, así que la gente estaba levantando los muros caídos, buscaban sobrevivientes, recuperaban los restos de sus seres queridos, ayudaban a los heridos y rescataban una que otra pertenencia. Cuando sucedió una réplica a las 5.40 p.m., de 5,4 en la escala de Richter, “este hecho fue fatal, porque todos los edificios y casas que habían quedado ladeados o semi destruidos empezaron a caerse, desvaneciendo por completo las casas que aún quedaban de pie, junto con las personas que estaban allí dentro tratando de sacar los restos de sus seres queridos”, añade Muñoz.

“Hubo más muertos en la réplica que sucedió a la 5 de la tarde que el propio terremoto que sucedió a las 1.19 de la tarde. Después de esa réplica el pueblo enloqueció, no había mercado, no había nada y los vándalos fueron quienes iniciaron a meterse en los centros comerciales, supermercados; se llevaron todo y la Policía y las autoridades regionales no fueron capaces de controlar la situación. Aprovecharon estos vándalos para desocupar las casas de los damnificados, pues no había energía eléctrica y corrían por las calles con televisores, radios y comida”.

Esa noche Armenia fue un caos total, como la réplica fue tan fuerte, la gente se marchó para fincas lejanas a la ciudad por miedo a otro terremoto, dejando el centro de Armenia prácticamente solo con escombros y muertos. Las personas que no se marcharon, formaron brigadas para cuidar sus propias casas de los grupos delictivos que estaban saqueando lo poco que había resistido.

Ninguna persona en Armenia se quedó a dormir dentro de sus casas, todas los afectados pasaron la noche en plazoletas o lugares abiertos, incluso hasta en la calle, pues no sabían si volvería a temblar, Fernando Muñoz concluye que nadie olvidará el suceso por el que pasaron. Él tuvo la fortuna de encontrar a sus padres vivos, pero sus amigos y conocidos no contaron con la misma suerte, “yo no perdí ningún ser querido gracias a Dios, pero si amigos y mis amigos si perdieron a sus seres queridos, fue un día muy doloroso”.

Reconstrucción del Eje Cafetero

El país entero se solidarizó con los damnificados, no obstante las pérdidas económicas en la región fueron grandes por las fallas en infraestructura de fábricas, empresas, oficinas y fincas. Para la reconstrucción de los municipios afectados, el Gobierno Nacional destinó una suma aproximada de 1,6 billones de pesos, que fueron administrados por el Fondo de Reconstrucción y el Desarrollo Social del Eje Cafetero – FOREC. En la actualidad la reconstrucción del Eje Cafetero valdría aproximadamente unos 20 billones de pesos, si el Gobierno destinará la misma suma de dinero.

Según la Biblioteca Presidencial de Andrés Pastrana, “en menos de 3 años se alcanzó el 100 por ciento de la reconstrucción y reparación de viviendas tras el terremoto y el 70% de la construcción de viviendas nuevas, tanto en el campo como en las ciudades. Se otorgaron más de 126 mil subsidios. En total fueron cerca de 100 mil viviendas reparadas y reconstruidas, y más de 26 mil viviendas nuevas (…) cerca de 16 mil familias que no eran propietarias ni poseedoras de una vivienda, sino apenas arrendatarias, accedieron al sueño de tener una casa propia gracias a los subsidios del FOREC, a los subsidios donados por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y a los entregados a través de las cajas de compensación del país”.

Finalmente, en lo que se refiere a la infraestructura pública, la misma biblioteca señala que “la inversión se concretó en 517 proyectos, incluyendo 10 casas de la cultura, 35 oficinas públicas, 30 cárceles, 30 estaciones de bomberos, 163 iglesias, 21 estaciones de ejército y de policía, 57 salones comunales, 16 plazas de mercado, 8 centrales de sacrificio, 66 obras de acueductos y alcantarillados, 80 vías y se reconstruyó el aeropuerto de Armenia, que había quedado semidestruido.

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