Foto cortesía del diario El Quindiano

Las catástrofes naturales nos enseñan lo frágiles que somos y todo aquello que vamos construyendo en las ciudades. Armenia demostró, en su momento, cómo responder de forma adecuada desde las instituciones del Estado. De alguna manera, se buscó revivir las viejas prácticas de la consecución y disposición de auxilios de forma desordenada, competencias y protagonismos entre organizaciones y duplicidad de acciones. Gracias a este terrible evento natural se pensaron, diseñaron y se pusieron en práctica otras formas de ayudar a las personas en el primer instante y hacia adelante en la reconstrucción urbana.

En estas tragedias todos son susceptibles de ser víctimas. En Armenia, las sedes de los cuerpos de emergencia y auxilio se afectaron, y se experimentó otra forma de trabajar a nivel nacional este tipo de realidades. De ello da cuenta el ingeniero Marinson Buitrago, gestor de Manejo de Desastres de la Cruz Roja Colombiana.

En la actualidad el sistema nacional se ha integrado y ha logrado, no solo auxiliar a los colombianos, además ha participado en tragedias como México, Perú, Chile, Haití y Japón. Todo esto, como consecuencia de políticas nacionales que han permitido integrar las distintas organizaciones civiles, internacionales y de las Fuerzas Militares en este tipo de eventos.

El procedimiento general parte desde lo más cercano, los municipios en donde la Defensa Civil inicia el proceso desde el Grupo de Prevención y Acción Integral y se informa al Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres -(UNGRD)-, quien coordina todas la operaciones de las organizaciones y de manera especial de la Fuerza Aérea, que se ha constituido en el apoyo más importante con sus escuadrones de helicópteros y de aviones de apoyo, que no solo se operan en el primer momento de la novedad, son protagonistas en procesos posteriores de reconstrucción.

Javier Vélez Gómez, actual director de la Oficina Municipal para la gestión del riesgos de desastres de Armenia, comenta las lecciones aprendidas de hace 20 años.

Tragedias como la de Armero, permitieron ver las equivocaciones en temas de coordinación y dirección integral de las fuerzas de apoyo. Hoy lo primero que se instala es el Puesto de Mando Unificado, a partir de una serie de protocolos que se ha podido construir desde experiencias anteriores, tanto nacionales como internacionales, y es el director de la UNGRD, quien asume el control directo de las operaciones.

Este sistema nace de tristes experiencias anteriores, y fue a través de las leyes 1444 de 2011 y 1523 de 2012, que se crearon la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres y la Política Nacional de Gestión del Riesgo. Esto le da consistencia al sistema porque obedece a una política nacional que se pone al servicio de las víctimas, todas las organizaciones bajo protocolos preestablecidos generados de las experiencias nacionales e internacionales.

Así mismo, esta tragedia reglamentó la construcción en el país. “La normalidad es construir con estructuras que soporten los movimientos sísmicos y que tengan vías de escape y espacios de encuentro para las personas afectadas”, agrega al tema Marison Buitrago.

Pero una cosa es atender la tragedia y otra muy distinta prevenirla. En nuestro país, según los expertos, parece haber una especie de problemas de comunicación entre el nivel nacional, el local y regional. Temas que se van mejorando en la medida que institutos como el Servicio Geológico Colombiano (SGC), el IDEAM (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales) y el Instituto Agustín Codazzi, han producido datos valiosos como el mapa de amenazas, que atiende no solo temas geológicos, también de lo que se genera a partir del cambio climático y sus efectos como los fenómenos del Niño y la Niña que traen consigo sequías, incendios forestales o inundaciones en algunos casos apocalípticas.

La tecnología también ha jugado un papel importante. Basta recordar Armero y cómo fue la radio la que primero informó sobre la tragedia. Hoy se cuenta con el Subsistema Nacional de Telecomunicaciones de Emergencias como parte del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, que permite abrir canales de comunicación efectivos y eficientes para atender las necesidades de cada evento.

Nunca estaremos lo suficientemente preparados para un evento de la naturaleza, sus fuerzas son más poderosas que las nuestras, lo que si es necesario, es estar atentos, participar en los simulacros que se hacen a todo nivel en el país y tomarlos con la seriedad que ello implica. Hemos mejorado en lo administrativo y operativo en estos eventos, pero también es cierto que cada ciudadano tiene responsabilidades de saber cómo comportarse en una tragedia de considerables proporciones.

Han pasado 20 años de constantes aprendizajes, desarrollos y adaptaciones de recursos físicos, tecnológicos y humanos, pero nunca serán suficientes ante las fuerzas naturales planetarias que nos indican que somos pequeños ante ellas.

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