La conversación cargada de sensibilidad fue un viaje por los caminos que recorren el cuerpo, la música, la infancia y la historia colonial.
Yuliana, originaria de Esmeraldas (Ecuador), habló con honestidad sobre lo que significa escribir desde un territorio herido, donde el abandono, el racismo estructural y la violencia siguen siendo parte de la cotidianidad. Aunque lejos de caer en la queja, su voz se sostiene en una firme apuesta por el lenguaje como herramienta de creación y resistencia.
A través de su personaje Ainoa, una niña que observa el mundo desde su encierro doméstico, Yuliana construye una narrativa en la que la oralidad popular, el habla cotidiana y el ritmo del Pacifico se vuelven protagonistas. La novela encarna una forma de decir que ha sobrevivido al silencio histórico, una lengua hecha con palabras afro, indígenas, urbanas y profundas.
La entrevista dejó ver que Yuliana no solo escribe poesía y narrativa, también es DJ de música del Pacifico. Entiende la música como otra forma de contar y sanar. En sus palabras poner a bailar a la gente también es un modo de encuentro y afectos. Escucharla fue adentrarse en un pensamiento vivo, profundamente conectado con su historia, su territorio y su cuerpo, un recordatorio de que el lenguaje no es neutro, que el habla también es lucha, y la escritura puede ser ese lugar donde lo silenciado encuentra voz y forma.
Redactado por Angie Molina, practicante y participante del Semillero en Investigación Él Árbol Rojo.
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…de pronto ahí está, delante de ti…” ¡El árbol rojo! “…rebosante de color y vida, tal como lo imaginabas…” Las voces de la escritura, en las hojas de “El árbol rojo”. Un programa del Taller de escrituras creativas “El Árbol Rojo”.
