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Los procesos artesanales registrados durante el trabajo de campo son expresiones vivas de la relación espiritual entre las comunidades indígenas y la naturaleza. Cada pieza encierra saberes ancestrales, historias y una ética de respeto hacia la selva. Tanto el matafrío como el soplador son tejidos a mano con fibras naturales que crecen en el territorio. Son objetos fabricados generalmente por los hombres y utilizados por las mujeres en las cocinas. El matafrío se tejió por etapas durante dos días completos, y aunque es fundamental para exprimir la yuca brava, base de la alimentación tradicional, quedan pocos artesanos con este saber. El soplador se usa para avivar el fuego de las cocinas de leña, y también en rituales para limpiar energías y proteger el espacio. Las manillas se fabrican con cuentas compradas en Mitú, sin embargo, también se fabrican collares con semillas naturales.

Matafrío

El matafrío es un objeto presente en todas las cocinas de las familias de la comunidad de Ceima Cachivera, lo usan los Cubeo, Desana, Tukano, Barasano, etc. Aunque es un objeto funcional, también es un símbolo biocultural. Se ve como una boa, ese ser mítico fundamental en la cosmología amazónica, sin embargo, es un exprimidor cilíndrico tejido a mano con fibras vegetales que se encuentran en la selva como bejucos, y se utiliza para extraer el jugo tóxico con cianuro que contiene la yuca brava, lo que permite su transformación en alimentos básicos de la alimentación diaria como el casabe. Para la comunidad, tejer no es solo una actividad manual, sino una forma de pensar y transmitir conocimiento. Al sabio Sergio, le preocupa que los jóvenes ya no se interesen en aprender a hacer el tejido, es una obra que requiere contar las fibras, hacer nudos y torsiones para darle la forma. Para él esta sabiduría es necesaria para conservar a la mujer, lo ideal sería que en cada casa el hombre le fabricara el matafrío a su pareja. El matafrío, también llamado tipiti, está ligado hoy a prácticas de herencia cultural, se usa, se cuida, se hereda, y se debería enseñar al interior de cada familia, a las nuevas generaciones.

Soplador

El soplador se utiliza para avivar el fuego en las cocinas tradicionales cada día. También puede emplearse en contextos rituales para soplar humo de tabaco o yagé, o para limpiar energías durante ceremonias y rituales. El uso del soplador se aprende desde la infancia, y su elaboración también es parte del conocimiento transmitido entre generaciones. Mientras se teje, se enseña la relación entre la tierra y el agua que permiten obtener el material vegetal con el que se fabrica, y también la relación entre el fuego con el que se cocina y el aire que lo aviva. Para el sabio Gaudencio el proceso tiene distintos pasos y es importante no saltarse ninguno, elegir bien las fibras, verificar que las cañas queden rectas, sin fisuras. Lo fabrica al sol para asegurar el secado y curado adecuados para que no se agriete, y lo sabefabricar de distintos tamaños.

Manillas y collares

En muchas culturas las pulseras y collares se consideran amuletos. Se cree que protegen contra enfermedades, malos espíritus o energías negativas. Algunas se elaboran especialmente para rituales de iniciación, curación o celebración, y otras para decorar a mujeres y hombres. Aunque anteriormente en el bauprés se fabricaban con materiales naturales como piedras o semillas, hoy Sandra las hace con chaquiras, unas pequeñas cuentas de plástico que se tejen con hilos que se sujetan a un telar artesanal construido por su esposo. Como todas las mujeres de la comunidad, aprendió observando a otras mujeres y empezó a experimentar hasta lograr sus primeros diseños. Usa colores vivos que consigue en Mitú y asocia algunos a las mujeres como el rojo, y otros a los hombres como el negro. Aunque se pueden representar elementos de la cosmogonía indígena como el río, la anaconda, las estrellas, los caminos del conocimiento, u otros, Sandra personaliza cada pieza para que sea única.