“Siempre soñé con ser maestra, no me importaba de qué, lo que quería era estar frente a muchos niños”, confiesa Olga con una sonrisa llena de nostalgia. Su conexión con las aulas se reactivó hace un año, cuando a través de UNIMINUTO se vinculó al programa “Plan Saber Digital 4.0” de la Secretaría de Educación de Bogotá. Desde entonces, su compromiso con la inclusión educativa y social de las personas con discapacidad se ha fortalecido.
Pero la profe Olga no se conformó con seguir la línea tradicional. Decidió embarcarse en un nuevo desafío: una maestría en tecnologías de la información. “Es algo maravilloso y extraordinario”, afirma emocionada. Ha seguido capacitándose en programación, pensamiento computacional y robótica, y desea transmitir esa pasión a sus estudiantes.
En medio de la incertidumbre y el difícil reinicio tras la pandemia, un golpe en la puerta de su salón de clases cambió su vida. Era una invitación de “Saber Digital 4.0”. Le propusieron asumir el rol de profesora de informática y tecnología en primaria, la profe aceptó el desafío con entusiasmo, convencida de que era una oportunidad para reactivar la pasión de los niños por el aprendizaje.
Y así comenzó un proceso fascinante. Olga logró establecer una conexión directa entre la Universidad y los niños en el aula, algo poco común en los colegios. “Fue una experiencia maravillosa. Los padres se animaron a entrar en Internet y hacer cursos virtuales. Superaron la virtualidad y se emocionaron”, narra Olga con orgullo.
El reto llegó el año pasado, cuando llegó lo inimaginable: ganaron el desafío propuesto. Trabajaron incansablemente, extendiendo las jornadas escolares, y los resultados fueron asombrosos. “Fue un trabajo bonito y desafiante. Pasamos la primera prueba, fue prueba superada”, relata Olga emocionada.
La emoción y la alegría se desbordaron cuando se enteraron de que habían ganado. Olga recuerda el momento como si fuera una escena de película. La noticia llegó durante el colegio y la algarabía invadió el salón. Gritos, saltos y lágrimas de felicidad se apoderaron del lugar. “Ganamos, ganamos”, repetían con asombro.
La premiación en en las instalaciones de UNIMINUTO fue la última estación de un viaje lleno de sueños y descubrimientos. Olga recibió un cheque gigante que simbolizaba el reconocimiento a su esfuerzo y dedicación. Fue un momento emotivo, tanto que las lágrimas brotaron de sus ojos sin control. Era la recompensa a un trabajo bien hecho, a una pasión desbordante por la enseñanza.
Pero el viaje no termina ahí. Olga se encuentra ahora en un estado de inquietud y curiosidad infantil. La Universidad ha aportado rigurosidad y compromiso a su labor, permitiéndole seguir descubriendo y aprendiendo. “¿Qué más viene? ¿Qué más voy a aprender? ¿Qué más vamos a hacer con los niños?”, se pregunta Olga, llena de curiosidad y emoción.
La historia de Olga Toro nos inspira a perseguir nuestros sueños con pasión y entrega. Nos recuerda la importancia de mantener viva la curiosidad y el deseo de aprender. Su viaje, lleno de emociones y desafíos, nos enseña que los sueños se cumplen cuando nos entregamos por completo a lo que amamos.
