Su nombre es Jhon Jairo Monje Carvajal, y su pasión por la Ingeniería Agroecológica ha impulsado un viaje transformador que trasciende fronteras y deja una inspiradora estela a su paso.
Desde el primer día de junio de 2008, Monje Carvajal ha sido un valioso miembro de la comunidad universitaria. Su vínculo con el programa de Ingeniería Agroecológica en la Facultad de Ingeniería de UNIMINUTO ha sido la semilla de un camino lleno de logros y desafíos.
Sin embargo, su historia no comienza aquí, sino en Europa, donde tuvo la oportunidad de sumergirse en los conocimientos de una de las escuelas de agroecología más destacadas del mundo, la Universidad de Córdoba en España.
Consciente del potencial que residía en su propio país, el profesor Monje regresó a Colombia con la determinación de aplicar sus aprendizajes en su amada Universidad y en la comunidad que le había dado forma. Su fe en la obra del Minuto de Dios le brindó el impulso necesario para emprender esta aventura agroecológica.
En 2011, se le otorgó el privilegio de dirigir el programa académico, una experiencia que le permitió encuentros con personalidades influyentes y un espíritu de servicio que permeó cada rincón del campus.
Monje Carvajal no oculta su aprecio por el programa de Agroecología, afirmando que es uno de los pocos que verdaderamente se dedica a la investigación en el campo en nuestro país. Los profesores, reconocidos internacionalmente por sus proyectos, publicaciones y conocimientos, han consolidado la posición del programa como referente en el campo de estudios y en los fértiles campos andinos.
Pero más allá de los logros académicos, el profesor Jhon Jairo encuentra una recompensa aún más valiosa en su interacción con las comunidades. La calidez con la que es recibido por la gente y el reconocimiento que recibe como parte de una gran familia le otorgan un sentimiento de pertenencia y satisfacción que trasciende cualquier salario económico.
Él entiende que su labor como mediador entre la Universidad y las necesidades de la comunidad es vital para expandir la misión de la institución y promover un cambio positivo.
No obstante, los desafíos aún persisten en su horizonte. Uno de ellos es llevar la Agroecología a lugares remotos, como la Guajira, donde trabajar con comunidades indígenas es una experiencia alucinante que aún tiene el profe Monje entre sus pendientes.
Él sueña con abrir las puertas de la educación a jóvenes de estas comunidades y ha presenciado el poder transformador que tiene el acceso al conocimiento en sus vidas. Un caso notable es el de Pamela, una estudiante que inició su camino en el curso de Desarrollo Rural y ahora se encuentra persiguiendo su maestría y doctorado, dejando una marca imborrable en su trayectoria y seguramente en cada uno de los proyectos que emprenda esta joven colombiana.
La calidad y la innovación son retos constantes para el profe Monje. Él entiende que el hacer una réplica de sus enseñanzas no es suficiente, sino que debe renovarse diariamente y superar los márgenes de desempeño establecidos por su comunidad. Su pasión y convicción son evidentes cuando afirma que la calidad se encuentra en la dinámica y en la flexibilidad y no en estructuras rígidas e inamovibles.
A medida que el viaje de Jhon Jairo Monje continúa, su legado se consolida como una pieza fundamental en la evolución de su país.
Su pasión por la Agroecología y su compromiso con las comunidades han dejado una profunda impronta en aquellos que han tenido el privilegio de cruzar su camino. Con gratitud en su corazón, Jhon Jairo Monje Carvajal sigue adelante, sabiendo que su historia personal se entrelaza con el destino de una nación en constante transformación.