Crisis climática sumado al Efecto del Niño, hace que Perú se enfrente a inundaciones al norte y fuertes sequías al sur del país, con el agravante de la pérdida, casi constante, de los glaciales que nutren con agua fresca los piedemonte peruanos en la Cordillera de Los Andes.
Si bien esta país conoce, desde tiempos prehispánicos, como convivir con el desierto, el mundo urbano y de alto consumo de recursos, rompe las posibilidades de tener agua potable y cumplir con las necesidades de la vida contemporánea.
El biólogo Luis Albán, que se desempeña en el proyecto de Gestión del agua y la seguridad hídrica en poblaciones andinas, implementado por Helvetas-Perú, conversa con el Último Café sobre esta realidad peruana.