Jorge Argáez es oriundo de Medellín, nació en una familia numerosa, es el último de ocho hermanos; desde pequeño se interesó en la literatura infantil y fue a partir de allí que comenzó a pensarse el mundo desde la escritura. Estudió Bibliotecología en la Universidad de Antioquia, actualmente coordina la Sala de Estudio del Museo de Arte Moderno de Medellín y edita para la Editorial Gallina Ciega.
Iniciamos nuestra conversación sobre el origen de El niño de la casa, libro que recibió la Beca a la creación del libro de poemas, obra inédita (2022) de la Alcaldía de Medellín, y que fue tejido a partir de la metáfora de la casa y la influencia femenina de la poeta colombiana Piedad Bonnett, con Nadie en casa y Tretas del débil, libros de poemas que dieron línea en su proceso de escritura.
Nuestro invitado nos contó que en su proceso creativo, leer le ayuda a corregir, confía en las puertas que abren los escritores al mostrar sus procesos de escritura, pues es allí donde cuestiona la importancia de su libro frente al lector. Para él la casa es un lugar metafórico que representa su familia, sus amigos, el barrio, el territorio, la música y todo aquello que le da un lugar en el mundo “el libro es una invitación a adentrarse en la casa y las añoranzas que existen de niño”. En este punto, nos deleitó con Hacer una casa es fundar una ciudad y Lo que hace la lluvia, dos poemas que dialogan y conectan su idea metafórica de la casa.
Posteriormente, Argáez compartió su experiencia de escribir a mano, según él se olvida de las ideas si no las escribe en el momento, y en medio de su desorden las deja en el tiempo. Sin embargo, cuando retoma lo que escribió, lo hace desde el computador y es en ese punto en el que sus ideas se contraen y expanden, dejando a libertad la extensión de su escritura. Asimismo, habló sobre la importancia de la compañía y el diálogo con sus amigos, quienes le aportaron elementos fundamentales para su proceso creativo. Además, mencionó que, a través del tiempo y el silencio que caracteriza su proceso de escritura, formó una ruta para el lector, lo cual fue indispensable para pensarse el libro y su publicación.
Conversamos, también, sobre la relación de la música y la poesía, Argáez cree que la música y la poesía van de la mano, ya que, durante su proceso creativo le contribuyó a escribir y a pensarse cuáles poemas quería mostrar a los lectores, agregó que: “el terreno de la música es muy especial porque no le teme a hacer el ridículo, es un testigo de la torpeza”. Asimismo, opinó que el género de la poesía se escribe menos porque editorialmente no se vende a comparación de otros géneros literarios “la carga poética es algo que se encuentra implícito en otros géneros literarios”.
Nuestro invitado apuesta que el rol del poeta es escribir bien, experimentar y estar comprometido con su oficio para lograr así, transcender en el tiempo. Además, contó que es lector de biblioteca desde niño, y que a partir de allí se generó la relación con su oficio como bibliotecólogo. Agradece a las bibliotecas y los espacios que ofrecen, ya que allí se acercan lectorxs y escritorxs, y que, si bien el panorama actual de Medellín frente a la escritura es limitado, hay que apostarle a los talleres de escritura y las becas que se ofrecen para fomentar la cultura.
Finalmente hablamos sobre sus proyectos futuros, comentó que está en proceso de publicación de un segundo libro titulado El tiempo no sabe dónde estoy, con la Editorial Gallina. Un libro que apuesta al escenario local con la presencia de los poetas emergentes de Medellín.
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¡Las y los esperamos en el próximo programa, de El Árbol Rojo!
…de pronto ahí está, delante de ti…” ¡El árbol rojo! “…rebosante de color y vida, tal como lo imaginabas…” Las voces de la escritura, en las hojas de “El árbol rojo”. Un programa del Taller de escrituras creativas “El Árbol Rojo”.