Hablar de pueblo es un antídoto a la tentación constate de crear élites, sean intelectuales, morales, religiosas, políticas, económicas o culturales. Pueblo es unidad en la diversidad, que no se siente determinada por la exclusión o diferenciación, sino por la síntesis de virtualidades, por el desborde.
Pero el pueblo puede disolverse en una mera masa o dividirse en bandos. Los tiempos de tribulación pueden ayudarnos a comenzar un nuevo tiempo de libertad.
Conversan el tema Hans Schuster y Eduardo Peña en el último café.