Tras escuchar las intervenciones de la rectora de la Universidad, Isabel Capeloa Gil, y los testimonios de varios estudiantes, el Papa inició su reflexión recordando la importancia de sentirnos “peregrinos”, como una forma de salir de “la propia zona de confort”. “Desconfiemos de las fórmulas prefabricadas –son laberínticas–, desconfiemos de las respuestas que parecen estar al alcance de la mano, de esas respuestas sacadas de la manga como cartas de juego trucadas; desconfiemos de esas propuestas que parece que lo dan todo sin pedir nada”.
Más aún, citando al escritor portugués Fernando Pessoa, Francisco exhortó a asumir el riesgo de sentirse insatisfecho: “No debemos tener miedo de sentirnos inquietos, de pensar que lo que hemos hecho no basta. Estar insatisfechos –en este sentido y en su justa medida–, es un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y contra el narcisismo”.
Conversan sobre estas palabras a los jóvenes universitarios Hans Schuster y Eduardo Peña en el Último Café con el papa Francisco.