El consentimiento en las relaciones se basa en el principio de respetar la voluntad y los deseos de todas las personas involucradas. Esto significa que todas las interacciones sexuales deben ser consensuadas, claras y continuas. Nadie debe sentirse presionado o coaccionado a participar en actividades sexuales que no desee.
Tanto hombres como mujeres tienen el derecho y la responsabilidad de expresar sus límites y deseos en cualquier situación íntima. El consentimiento no puede ser asumido ni dado por sentado, debe ser explícito y mutuo en todo momento.
Es importante desafiar las normas culturales y las expectativas sociales que puedan influir en la capacidad de las personas para dar un consentimiento libre y auténtico. Promover una comunicación abierta y respetuosa sobre el consentimiento es fundamental para construir relaciones saludables y respetuosas.