En el proceso de discernimiento, Dios no se impone, sino que nos propone, nos anima por dentro, nos consuela, nos da esperanzas. No despierta ilusiones deslumbrantes ni falsos mesianismos, no nos quita el miedo del futuro ni la tristeza del pasado, no nos aísla del cuerpo eclesial, ni nos hace creer ser los únicos poseedores de la verdad, ni conduce al autoritarismo y rigidez que terminan en escándalos.
“Recemos juntos para que toda la Iglesia reconozca la urgencia de la formación en el discernimiento espiritual, en el plano personal y comunitario”: Francisco
En "El último café", Hans Schuster y Eduardo peña conversan sobre esta propuesta del papa Francisco.