Por décadas la música española ha sido moldeada por muchos artistas y una de las estrellas más brillantes que han surgido en la escena musical ibérica es Nino Bravo. Su voz poderosa y su presencia carismática sobre el escenario dejaron una huella imborrable en la historia de la música hispano parlante. A pesar de que su carrera fue corta, Nino sigue siendo una leyenda en la cultura popular.
Nino Bravo, cuyo verdadero nombre era Luis Manuel Ferri Llopis, nació en Ayelo de Malferit, Valencia el 3 de agosto de 1944. Desde joven, mostró interés por la música y comenzó a cantar en festivales y concursos locales. En 1969, grabó su primer sencillo “Te quiero, te quiero” y rápidamente se convirtió en un éxito. El sencillo llegó a la cima de las listas de éxitos en España y Portugal, y fue el comienzo de una carrera musical meteórica.
A lo largo de su carrera, Nino lanzó una serie de éxitos, incluyendo “Un beso y una flor”, “Libre”, “Mi tierra” y “América, América”. Su música fue un gran éxito en Latinoamérica, y después en España, donde Rafael era el ídolo del momento.
50 años de la partida de Nino
Sin embargo, la carrera de Nino fue interrumpida prematuramente en 1973 cuando murió en un accidente de tráfico a los 28 años. Su muerte fue una gran pérdida para la música y dejó a sus fans en todo el mundo con un gran vacío. Los testimonios de quienes acompañaban a Nino ese día, resumen el hecho como un gesto de imprudencia de él, que quiso cambiar un casete mientras conducía su BMW 2800.
A pesar de su corta carrera musical, Nino dejó un legado duradero. Su voz inigualable, su pasión por la música y su carisma en el escenario siguen siendo admirados por muchos. Hoy, sigue siendo popular y es recordado como uno de los grandes íconos de la música hispanoparlante. “Hizo poco, pero lo que hizo, lo hizo bien y eso se debe a la filosofía de vida, la verdad es que era una persona muy sacrificada por su trabajo y perfeccionista, si tenía que repetir una toma, lo hacía 100 veces”, comenta en UNIMINUTO Radio, Darío Ledesma de Castro, profesor universitario y biógrafo oficial de Nino Bravo.
Ledesma es también el autor del libro ‘Nino Bravo, voz y corazón’, una obra escrita que recoge más de tres décadas de investigación y que cuenta con una de las contadas apariciones mediáticas o literarias de la que fuera la esposa de Nino, María Amparo Martínez Gil, ella le concedió el prólogo a este libro. “Esto es por la confianza que se ha generado con la familia todos estos años, ellos dicen que soy casi como uno de ellos (…) para mi era todo un honor que fuera María Amparo la que escribiera este prólogo porque ella está al margen de los medios estos años, y bueno la dinámica también del propio Nino Bravo, que decía que las noticias que salieran sobre él tenían que ser artísticas, que Nino Bravo era una cosa y Luis Manuel Ferri otra, y eso pertenecía a su privacidad”, asegura el autor.
Latinoamérica
Además de su gran éxito en España, Nino también conquistó el corazón de Latinoamérica con su música. Desde sus primeros éxitos, como “Te quiero, te quiero” y “Noelia”, sus canciones se convirtieron en favoritas de los fans en países como México, Venezuela, Colombia, Argentina y Perú.
En México, por ejemplo, Nino Bravo fue muy popular durante la década de 1970. Su canción “Un beso y una flor” se convirtió en un gran éxito y aún hoy es recordada como una de las canciones más emblemáticas de la música en español.
En Venezuela, su música también dejó una marca duradera. “Libre” y “Noelia” se convirtieron en éxitos instantáneos en la radio y en los programas de televisión.
En Perú, Nino Bravo se convirtió en un ídolo de la música popular. Su canción “América, América” se convirtió en un éxito en la radio y en la televisión, y su música sigue siendo muy popular en el país. Incluso hoy en día, sigue sonando en las estaciones de radio y sigue siendo una inspiración para muchos artistas.
En Argentina, Nino Bravo también dejó su huella, especialmente con su canción “Mi tierra”, que se convirtió en un gran éxito en la década de 1970.
“Nino pagó un carcelazo”
En Colombia, su canción “Un beso y una flor” también se convirtió en un gran éxito, y una anécdota de uno de sus viajes al país cafetero y que fue rescatada también por el cronista Germán Niño. “El gobierno de la época tenía una resolución que obligaba a los artistas a ofrecer un concierto gratuito en la media torta. Pero Nino dijo que no podía pagar la orquesta y tampoco se quería presentar sin ella. Al final tuvo que pagar una multa de 250 dólares para salir del país”, comenta don Darío.
Nino es inacabable
Por mucho que se ha estudiado a Nino parece que en muchos aspectos es una fuente inagotable de investigación, quizás por el modo repentino en que murió el hombre y nació el mito. Su biógrafo dice que Nino siempre sorprende, “cuando uno cree que lo ha visto todo, al final algo aparece”, como lo que pasó hace unas horas en Televisión Española que emitió un documental sobre él en el que proyecta archivos visuales del nacimiento de su hija que estaban perdidos hace medio siglo. “Así que por mucho que se sepa de él siempre hay algo que descubrir”.
Sin embargo hay una etapa de su vida de la que se sabe muy poco y ni si quiera su biógrafo ha podido confirmar, “hay un periodo que no he podido cubrir porque no he encontrado las personas relacionadas con él en esa época, él prestó servicio militar en la marina, y parece que se desmotivó tanto que pensó en dejar la canción”.
Esa parte está en veremos y faltará ver si tendremos que esperar otros 50 años más para saber lo que en verdad ocurrió o si tendremos que confirmarlo cuando nos veamos allá, más allá del mar en esa nueva tierra.