“Vivamos esta ocasión de encuentro, escucha y reflexión como un tiempo de gracia que, en la alegría del Evangelio”, dice el Papa, y así captar tres oportunidades: la primera, “encaminarnos estructuralmente hacia una Iglesia sinodal”, que sea un “lugar abierto donde todos se sientan en casa y puedan participar”.
La segunda oportunidad es “ser Iglesia de la escucha (…) Escuchar el Espíritu en la adoración y la oración, escuchar a los hermanos y hermanas acerca de las esperanzas y las crisis de la fe en las diversas partes del mundo, las urgencias de renovación de la vida pastoral y las señales que provienen de las realidades locales”, dice Francisco.
Finalmente, la tercera oportunidad es “ser una Iglesia de la cercanía”, con su presencia, que sea una Iglesia “que no se separa de la vida, sino que se hace cargo de las fragilidades y las pobrezas de nuestro tiempo, curando las heridas y sanando los corazones quebrantados con el bálsamo de Dios”.