“El progreso es la habilidad del hombre para hacer complejo lo que es sencillo”, esta fue una frase mencionada por el aventurero y etnógrafo noruego Thor Heyerdahl en tiempos lejanos, pero que refleja los retos de la educación en la actualidad. Pues, desde hace un año y medio los procesos de aprendizaje ya no consisten en ir a la escuela o universidad, recibir el conocimiento y volver a casa.
El modelo de educación se ha transformado, pues, las tecnologías de la información y la comunicación se han convertido en las principales protagonistas tanto de la continuidad en el proceso educativo de personas con aprendizajes ya interiorizados, como del desarrollo cognitivo de las nuevas generaciones. Dicha situación dio paso a que se discutiera la manera en que se están enseñando y asimilando materias tan importantes como las matemáticas, la química o el lenguaje.
Pero la aplicación de una escuela a partir de la distancia y los dispositivos electrónicos, ha supuesto situaciones novedosas para estudiantes al igual que docentes. De acuerdo con el Diario El País, algunas de las tareas que compete resolver son la conectividad, la deserción estudiantil, el regreso a las aulas y la capacitación en nuevas experiencias para el personal educativo.
Algunas de las situaciones que son producto de los retos que ha impuesto la virtualidad se han evidenciado en los hogares, a propósito de la conectividad, es común que estudiantes y docentes tengan que lidiar con circunstancias particulares como irregularidades en la conexión wifi, cortes del fluido eléctrico o fallos de las plataformas en donde se brindan los espacios educativos. Estas realidades requieren de suma paciencia y tolerancia por parte de todas las personas involucradas en el proceso de aprendizaje.
Sin embargo, las tareas para las instituciones educativas se amplían significativamente, pues es común encontrar frases como: “no tengo dinero para pagar el semestre” o “no voy a meter a mi hijo estudiar porque en las clases virtuales no se enseña nada”. Estos pensamientos son reflejo de la deserción estudiantil que según cifras brindadas por el diario “El Espectador” oscila entre el 16 y 24%. Esto ha conllevado a que se busquen nuevas estrategias para el acceso al aprendizaje. Ya lo dijo Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.
De igual manera, la alternancia se ha convertido en una realidad, y en esta nueva etapa que ha vivido la educación también ha dejado aportes significativos en el desarrollo de las clases, pues el uso de herramientas virtuales para realizar infografías, animaciones, cuestionarios en línea o pizarras colaborativas, hacen más divertida y práctica la enseñanza. Esto ha llevado a los docentes a encontrar nuevas maneras de captar la atención de estudiantes, y probablemente, algunas de ellas seguirán siendo parte de su metodología. Además de esto, las adecuaciones de bioseguridad contribuyen a que la higiene en colegios o universidades sea cada vez más importante y rigurosa.
Por ello, en ‘La Voz de la U’ hablamos sobre “Los retos de la educación en la nueva normalidad” con el Padre Huberto Obando Gil, licenciado en Filosofía, teólogo, magister en Literatura Hispanoamericana, doctor en Educación y Rector de UNIMINUTO Seccional Antioquia – Chocó, quien explicó las nuevas habilidades y capacidades adquiridas en el proceso de educación virtual:
La modalidad virtual tiene unas riquezas extraordinarias en el sentido que le exige al estudiante apropiarse él mismo de su proceso educativo, esto al entender que no es necesario tener al maestro en frente para que tenga que leer o enfrentarse a la producción del conocimiento. Habilidades blandas como el trabajo en equipo, la disciplina, la autonomía y la capacidad autocrítica fueron en aumento.
Padre Huberto Obando Gil- Rector de UNIMINUTO Seccional Antioquia-Chocó.
Adicionalmente, también compartió su punto de vista sobre el reto que enfrentan las universidades ante la apatía de algunos jóvenes con la educación superior:
Hay muchas miradas críticas sobre los procesos educativos y eso exige una capacidad por parte de las universidades para identificar en qué tienen razón los estudiantes, pero también para decir en qué no. Es decir, ciertamente hay procesos educativos abusivamente largos y rígidos que no tienen en esencia un desarrollo de madurez suficiente o que no genera un valor agregado y en ese sentido, se requieren más opciones relacionadas a cursos cortos o que tengan un sentido práctico y está bien. Pero, es necesario que los estudiantes comprendan que los cursos de rigor y que transforman el sujeto también requieren exigencia y eso no se consigue en un curso de 15 o 20 horas.
Padre Huberto Obando Gil- Rector de UNIMINUTO Seccional Antioquia-Chocó.
En resumidas cuentas, la forma en que aprendemos y enseñamos cambió y posiblemente ya no será la misma que conocíamos, pues con ella llegan nuevos retos, pero de igual manera, con más experiencias que enriquecen el desarrollo personal. Este es un momento histórico, pues nunca antes la empatía y el bienestar de los demás fue tan importante para aprender, aunque cada persona lo entienda a su ritmo. Esto lo demostró Mahatma Gandhi al pensar que “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”, y cuando volvamos a las aulas de clase, seguiremos aprendiendo para dar la mejor versión de cada uno.