Damos gracias al Señor de la Vida y a todas las personas han hecho posible la realización de esta Asamblea y los ponemos bajo la protección de la Virgen de Guadalupe que acompaña con su ternura de madre el caminar de la Iglesia en este continente. Le encomendamos los frutos de este acontecimiento eclesial, y pedimos su intercesión para que con valentía y creatividad lleguemos a ser una Iglesia en salida, sinodal y misionera que el Señor espera de nosotros, porque todos somos discípulos misioneros en salida.
Conversan sobre este tema Hans Schuster y Eduardo Peña, en “El Último Café”