Vivimos en una época de grandes cambios y revoluciones. De la mano de las teorías feministas, se comenzaron a deconstruir varios conceptos muy arraigados en la sociedad. Entre ellos, la idea del “amor romántico” y las relaciones monógamas.
El concepto de responsabilidad afectiva se aplica en todas las relaciones. La base de estos vínculos son las emociones de los integrantes y la comunicación y el respeto de ellas. Cuidado, respeto, empatía, son conceptos que están directamente asociados a la responsabilidad emocional o afectiva. Para entender un poco más sobre este concepto es necesario dar un contexto sobre qué es y para que nos sirve.
La responsabilidad afectiva es una forma que tenemos de actuar con la que consideramos cómo influye en otras personas lo que hacemos y decimos y nos hacemos cargo de nuestras acciones. Esta forma de actuar engloba gestos, presencia, comunicación de estados emocionales, expectativas, explicaciones sobre actos… Además, la responsabilidad afectiva no es algo que se tenga o no se tenga (en el sentido de esencia o de algo dentro), sino que es una forma de comportarse. No somos responsables afectivamente, nos comportamos de forma responsable con personas concretas en situaciones concretas. Se puede aprender, no es un “rasgo” con el que se nazca, aunque haya experiencias tempranas que puedan favorecer que haya una tendencia a comportarse de esta manera o que se aprenda con mayor facilidad, pero todos podemos mejorar.
La responsabilidad afectiva nos sirve para que nuestras relaciones interpersonales sean un poco más amenas y nos ayudara principalmente para afrontar y superar conflictos con otras personas, porque hay que tenerlo claro los conflictos siempre van a existir sin embargo la finalidad de la responsabilidad afectiva es esa buscar dar solución y superarlos.
Teniendo en cuenta cuán importante es el tema de la responsabilidad afectiva te daremos cinco pasos para que puedas trabajar en ello:
- Reconoce el impacto que generan tus actos en la pareja: cuidad lo que dices, no te dejes llevar por el momento de discusión recuerda que las palabras pueden herir, lo que hagas tendrá consecuencias en el otro.
- Se sinceró con lo que eres desde el principio: Ser sinceros desde un primer momento forma parte de ser responsables afectivamente. Un ejercicio muy simple y sano es mostrar nuestros defectos desde el cortejo.
- Se coherente con lo que eres: durante los primeros meses en los que estamos saliendo nos mostramos como unas personas casi perfectas. Por eso, mantenerte fiel a lo que res desde un principio siempre será la mejor opción.
- Ten la capacidad de escuchar al otro: Cuando te relacionas sentimentalmente con alguien lo haces para dar y recibir. Por lógica, relacionarte supone no entender la realidad solo como tú la vez. Esto nos indica otra obligación: Escucha y trata de entender las perspectivas y emociones del otro.
- Manipular es ser irresponsables: manipular a una persona emocionalmente no es correcto, una mejor opción es ser sincero con la otra persona desde un principio.
Por eso, en “La Voz de la U” quisimos ampliar el tema “responsabilidad afectiva para relaciones sanas” e invitamos a, Deicy Paola Gómez Gómez, ella es psicóloga, especialista en intervenciones psicosociales, docente del programa de psicología y orientadora del centro de acompañamiento psicosocial CAPS de UNIMINUTO Seccional Antioquia – Chocó.
A demás, también nos habló de las consecuencias que trae para las personas el no tener responsabilidad afectiva.
Ahora que conoces qué es la responsabilidad afectiva, intenta ponerla en práctica en las diferentes relaciones donde seas partícipe. Sabemos que no es nada sencillo, sin embargo, todas las relaciones implican dificultades y conflictos, los cuales valdrá la pena manejar y superar, si realmente tienes interés en dicha relación.