Ana Corina Sosa Machado subió al escenario del Ayuntamiento de Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz 2025 en nombre de su madre, María Corina Machado, quien no pudo asistir a la ceremonia debido a las restricciones y riesgos que enfrenta en su país. La joven se convirtió en la voz de una lucha que trasciende fronteras, leyendo un discurso que su madre escribió desde la clandestinidad y que, más que un mensaje personal, fue un llamado urgente por la libertad de Venezuela.
En la intervención, que conmovió a los asistentes, Ana Corina leyó las palabras donde su madre afirmaba, “He venido aquí para contaros una historia: la historia de un pueblo y su larga marcha hacia la libertad”. Esa frase marcó el tono de un discurso profundamente político, humano y simbólico, que convirtió el Nobel en un reconocimiento colectivo. Con firmeza, también expresó:
“Esta marcha me trae aquí hoy como una voz entre millones de venezolanos que se levantaron, una vez más, para reclamar el destino que siempre fue suyo”, una declaración que buscó subrayar que el premio no pertenece a una sola persona, sino a un país entero que ha resistido décadas de presión y represión.
María Corina Machado recordó en su mensaje que los venezolanos han vivido “26 años de violencia y humillación a manos de una tiranía obsesionada con someter a los ciudadanos y quebrar el alma de la nación”, denunciando la magnitud de los abusos cometidos por el régimen. Sin embargo, también resaltó que la respuesta del pueblo ha sido “firme e indoblegable”, enfatizando que la esperanza se mantiene viva a pesar de los intentos por silenciarla. Para ella, el Nobel no es una recompensa individual, sino “un impulso único que inyecta energía y confianza en los venezolanos” y un llamado directo a la comunidad internacional para que acompañe la transición democrática “que debe concretarse de inmediato”.
Durante la lectura, una de las frases más celebradas fue: “Esto es Venezuela… A ellos pertenece este honor. A ellos les pertenece este día. A ellos les pertenece el futuro”, un mensaje que convirtió la ceremonia en una tribuna global para reivindicar la dignidad de los ciudadanos venezolanos. La entrega del premio en ausencia de su madre no solo simbolizó las barreras que enfrenta la oposición venezolana, sino también la determinación de continuar la lucha desde cualquier espacio posible.
El reconocimiento a María Corina Machado se enmarca en un contexto de crisis política, institucional y social que aún afecta al país. Sin embargo, sus palabras, transmitidas por su hija, buscan reafirmar que la libertad y la paz no pueden existir por separado. La ceremonia en Oslo dejó claro que el mundo observa con atención y que, a través de este premio, la causa venezolana vuelve a ocupar un lugar central en la agenda internacional. Para muchos, el discurso leído por Ana Corina no fue solo un acto protocolario, sino una declaración de resistencia y esperanza para un pueblo que sigue reclamando justicia, dignidad y democracia.








