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[Crónica] Cuando una gota lo cambia todo: prevención y cuidado en el transporte de hidrocarburos

En el Golfo de Morrosquillo se desarrollan ejercicios de contingencia frente a posibles derrames de crudo y maniobras de suministro de combustible a embarcaciones. Estas prácticas buscan afinar protocolos de seguridad y reducir riesgos para los ecosistemas marinos y costeros.

El sol apenas comienza a reflejarse sobre las aguas del Golfo de Morrosquillo (ubicado en el Caribe colombiano, entre los departamentos de Sucre y Córdoba) cuando un grupo de embarcaciones rompe la quietud de la superficie. No es una operación comercial rutinaria: se trata de un simulacro de contingencia, una práctica que CENIT, filial de Ecopetrol, realiza de manera periódica para garantizar que cada gota de crudo que transporta no se convierta en una amenaza para uno de los ecosistemas más frágiles del Caribe colombiano.

“En este ecosistema, una gota de hidrocarburo puede afectar de manera significativa el medio ambiente”, advierte Alexander Cadena, presidente de CENIT, mientras observa el despliegue de equipos en alta mar. La compañía es responsable de la red de oleoductos y poliductos más grande del país, infraestructura por donde se moviliza buena parte del petróleo y sus derivados. Pero junto a la eficiencia logística, la misión de la empresa está marcada por un reto mayor: proteger el entorno natural.

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Alexander Cadena, presidente CENIT en declaraciones en Altamar / Foto cortesía Ecopetrol

Por eso, cada cierto tiempo, los planes de contingencia son puestos a prueba. “Estas pruebas implican tener una muy buena coordinación con todas las instituciones que están en el Golfo y también con nuestras operaciones, de forma que los procedimientos que estamos utilizando los estemos retando de manera permanente”, añade Cadena.

La escena es minuciosa: cámaras instaladas en la terminal TL U2 vigilan el agua para detectar cualquier presencia de hidrocarburo y disparar alertas automáticas; boyas de deriva flotan sobre la superficie para simular manchas y seguir su desplazamiento con ayuda de las corrientes. “En caso de que el crudo se moviera hacia la playa, estas tecnologías nos permiten anticipar acciones y evitar el impacto”, explica el presidente.

Mientras tanto, a bordo de una de las embarcaciones, Elisabeth Cárdenas, jefe de emergencias operacionales de CENIT, detalla la maniobra. “Lo más importante es la contención en los primeros minutos. Para eso desplegamos barreras oceánicas inflables de 250 metros de longitud que cercan la mancha. Luego, con un skimmer, recogemos el hidrocarburo y lo almacenamos en tanques hasta llevarlo a tierra”. Su voz firme transmite la seguridad de quien ha repetido el procedimiento decenas de veces, consciente de que cada ensayo puede significar salvar la vida marina en caso de una emergencia real.

Pero el plan no se queda en alta mar. En la costa, barreras de sello playa se despliegan como una segunda línea de defensa, listas para impedir que el petróleo alcance la arena. Y si alguna ave o especie marina se acerca al área, equipos especializados realizan labores de ahuyentamiento o de atención veterinaria en caso de afectación. “No existe una técnica para evitar que la fauna se acerque, lo que hacemos es mitigar y actuar rápido para que no llegue a impregnarse”, explica Cárdenas.

Elisabeth Cárdenas, jefe de emergencias operacionales de CENIT / Foto cortesía Ecopetrol

Los antecedentes son claros: en la última década, CENIT solo ha registrado dos eventos menores en el Golfo de Morrosquillo, uno en 2014 y otro en 2021, sin impactos mayores. Desde entonces, la compañía ha reforzado su infraestructura y entrenado a su personal en protocolos de respuesta inmediata.

Aquí se observa cómo una embarcación (color amarillo) suministra petróleo al buque de bandera panameña con capacidad para 2 millones de barriles, proceso que puede durar hasta 2 días / Video de UNIMINUTO Radio

La crónica del simulacro no es un simple ejercicio operativo: refleja la tensión entre dos realidades. De un lado, la necesidad de transportar el petróleo que sostiene buena parte de la economía nacional; del otro, la urgencia de proteger un ecosistema que sostiene la vida de comunidades costeras, aves migratorias y arrecifes. “Prevenir en todo este proceso es lo que nos permite tener una operación segura”, resume Cárdenas.

Y mientras el sol termina de elevarse sobre el Caribe, las barreras inflables y las boyas son recogidas, los equipos retornan a puerto y las aguas vuelven a su calma natural. La enseñanza queda flotando: cada gota de crudo contenida a tiempo es también una gota de esperanza para que el mar siga siendo un lugar de vida y no de amenaza.

Fueron dos los procesos que tuvimos la oportunidad de ser testigos durante la jornada en el mar Caribe frente a las costas de Tolú y Coveñas, departamento de Sucre:

  1. Transporte y suministro de hidrocarburos a embarcaciones en altamar
  2. Contención de derrame de crudo en el mar (ver imagen abajo)
Embarcaciones extendiendo malla flotadora y submarina para contener derrame de crudo en el mar / Foto de UNIMINUTO Radio

| Nota del editor *

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