Por: Danniela Rodríguez
Tras varios meses de tensión comercial y diplomática, Estados Unidos y China han acordado un nuevo marco para restablecer parcialmente la estabilidad en sus relaciones bilaterales, el acuerdo fue anunciado este martes desde Londres, donde delegaciones de ambos países sostuvieron dos días de negociaciones a puerta cerrada.
Aunque no se trata de un tratado definitivo, los compromisos asumidos marcan un punto de inflexión en una guerra arancelaria que había escalado rápidamente durante la primera mitad de 2025.
Uno de los puntos más destacados es la reconfiguración de los aranceles mutuos, Estados Unidos mantendrá un arancel total del 55% sobre los productos chinos, cifra que incluye medidas anteriores y otras sanciones específicas, China aplicará un arancel del 10% a los productos estadounidenses considerablemente más bajo que las tasas del 125% que había impuesto meses atrás.
Según el presidente estadounidense Donald Trump en una publicación en la red Trurh Social, “Nuestro acuerdo con China está cerrado, sujeto a la aprobación final del presidente Xi y mía. China suministrará por adelantado los imanes y las tierras raras necesarias. Asimismo, le proporcionaremos a China lo acordado, incluyendo el acceso a estudiantes chinos en nuestras universidades (¡lo cual siempre me ha parecido bien!). Nos aplican aranceles del 55%, mientras que China recibe el 10%. ¡Nuestra relación es excelente! ¡Gracias por su atención!”.

Otro de los puntos del acuerdo habla en específico sobre el suministro de minerales críticos, particularmente aquellos que forman parte de las denominadas tierras raras, esenciales para la fabricación de chips, paneles solares y componentes militares, China, que controla más del 60% de la producción mundial de estos elementos, se compromete a garantizar el suministro a Estados Unidos durante el periodo de vigencia del acuerdo.
Un aspecto inesperado del acuerdo es el restablecimiento de visados estudiantiles para ciudadanos chinos restringidos desde 2023, Estados Unidos abrirá nuevamente sus puertas a miles de jóvenes asiáticos que buscan cursar estudios de posgrado o realizar intercambios académicos, para China el retorno de estudiantes a universidades estadounidenses es también una victoria tras años de políticas de exclusión.
El pacto establece un plazo inicial de 90 días para la implementación de los compromisos lo que significa que aún quedan muchos detalles por definir, durante este periodo, ambas partes deberán trabajar en, mecanismos de verificación del origen de los minerales, ajustes a los controles de exportación de tecnología sensible, posibles rebajas adicionales de aranceles, nuevas normas de transparencia en comercio electrónico y servicios financieros.

“Además de la información sobre China, el presidente XI y yo trabajaremos en estrecha colaboración para abrir China al comercio estadounidense. ¡Sería un gran triunfo para ambos países!”, menciona el presidente Trump por medio de una publicación en Trhuth Social.
El acuerdo actual se suma a una serie de escaladas arancelarias iniciadas a principios de 2025, en febrero EE.UU. impuso un arancel de 10% después expandido a 30% y hasta 145% en algunos casos por acusaciones relacionadas con el tráfico de fentanilo y prácticas comerciales injustas, ante esto China respondió con aranceles de entre 10% y 125% sobre productos estadounidenses y bloqueos burocráticos que afectaron a sectores como el agropecuario y energético.
A mediados de mayo Ginebra sirvió de escenario para un primer deshielo en el que China y EE.UU. redujeron sus tasas al 10% y 30% respectivamente por un periodo de 90 días precediendo el reenfoque de las conversaciones.
Ambas potencias han optado por un enfoque más pragmático, al menos temporalmente, pero la profundidad de las diferencias especialmente en temas como propiedad intelectual, exportaciones tecnológicas y seguridad nacional sigue siendo un obstáculo de fondo.