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La magia de La Bella Durmiente revive en cines con el Ballet de la Ópera de París

El telón se abre otra vez para uno de los hitos del ballet clásico: La Bella Durmiente de Piotr Ilich Tchaikovsky. Esta vez el espectáculo deslumbra al público que asiste al Opéra Bastille en París, y conquista la gran pantalla gracias a una grabación que permitirá a espectadores de distintos países vivir la experiencia de este clásico inmortal. Hugo Chaparro habló para Datéate Radio sobre cómo impulsó este proyecto para Colombia.

Por: Danniela Rodríguez

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La representación corresponde a la versión de Rudolf Nureyev, considerada de las interpretaciones más exigentes y completas del repertorio. Su lectura de la obra combina la suntuosidad de la corte del cuento de hadas con la disciplina técnica más estricta.

Incluyó La Ópera de París en su temporada 2024–2025, y tras las funciones en vivo, se realizó una filmación el 7 y el 10 de abril de este año, con dirección audiovisual de Julien Condemine, en coproducción con Telmondis, NHK y France Télévisions, con el apoyo del CNC y la Fondation Orange.

Desde hace algunos años, la Ópera de París desarrolla un programa que lleva óperas y ballets a los cines, ampliando el alcance de un arte que se percibe como exclusivo. Ahora, el público no necesita viajar hasta Francia ni comprar una costosa entrada para asomarse a este universo: basta con asistir a una sala de cine en su ciudad y dejarse llevar por la música de Tchaikovsky y la danza de una de las compañías más prestigiosas del mundo.

En esta producción hay escenografías que evocan la grandeza de los palacios de la Belle Époque y la precisión casi matemática del cuerpo de baile, un espectáculo que la crítica francesa definió como “el ballet de los ballets”, una pieza que exige al máximo a los solistas y deslumbra con cada aparición coral.

En conversación con Hugo Chaparro Valderrama, escritor y periodista cultural, surge una reflexión sobre cómo estas experiencias audiovisuales transforman la relación del público con la cultura:

“El público para estos espectáculos está en cualquier geografía, y asistirá a presenciarlos siempre y cuando se le brinde los espacios, y la posibilidad de ver estrenos como los de la Ópera de París en cine, es como el pavo real que expande su cola para atraer a espectadores que ni siquiera sabían que disfrutaban estos espectáculos”, afirma Chaparro, convencido de que crear tradición alrededor de estas propuestas lleva tiempo, pero que generan enormes recompensas culturales.

Presentar La Bella Durmiente en cines pone sobre la mesa la discusión sobre ¿qué significa hoy preservar un clásico? En un mundo dominado por la inmediatez digital, registrar un ballet de tres horas en pantalla grande parece un acto de resistencia cultural.

Chaparro propone dejar atrás los estigmas y solemnidades innecesarias:
“La cultura debería ser una respiración natural, sin fronteras. El ballet y la ópera no tendrían que verse como artes inalcanzables, sino como un diálogo abierto. Basta entrar con el espíritu limpio, sin cargas de tradiciones pomposas”, comenta, recordando que la cultura es también una forma de juego y felicidad.

Hablar de esta producción es hacerlo de Rudolf Nureyev, cuya coreografía marcó a generaciones de bailarines. Su visión de La Bella Durmiente elevó el estándar técnico de la obra y consolidó su lugar como un símbolo del ballet clásico en la segunda mitad del Siglo XX.

Chaparro afirma: “Le diría a alguien que vea La Bella Durmiente, que encontrará una historia fantástica y cruel al tiempo, una especie de arco iris perpetuo en escena, y la anunciaría como un evento deportivo, porque los bailarines son atletas que entrenan su cuerpo como un futbolista o un tenista para hacer sus mejores jugadas en el escenario”.

Para Chaparro, es imprescindible que propuestas como esta no se conviertan en un privilegio: “La cultura debería ser democrática, con costos al alcance de todos. No se trata de rentabilidad económica, sino de la rentabilidad del corazón humano cuando se enfrenta a experiencias inéditas”, asegura, convencido de que diversificar la oferta y ampliar el acceso es un camino para construir un país generoso y menos desigual.

La filmación será distribuida en Francia y en otros países durante la primavera y el verano de 2025. Cada proyección es una oportunidad de descubrir o redescubrir cómo la música, la danza y la narrativa mítica del cuento de hadas cobran vida en un espacio colectivo como la sala de cine. En tiempos donde la fragmentación domina el consumo cultural, asistir a estas funciones es un ritual compartido, una experiencia inversiva que une tradición y modernidad.

La Bella Durmiente en la pantalla grande confirma que el ballet es un territorio vivo, capaz de reinventarse y de conmover a públicos diversos. Es esa tensión entre lo clásico y lo contemporáneo, lo exclusivo y lo popular, lo escénico y lo audiovisual donde radica la magia de esta apuesta de la Ópera de París.

Escuche la emisión del programa aquí:

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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