El Atlético Junior volvió a tocar la gloria y escribió una nueva página dorada en su historia futbolística al consagrarse campeón, desatando una celebración que se sintió con fuerza en Barranquilla y en cada rincón del país donde late el corazón rojiblanco. El título confirma el protagonismo del equipo tiburón en el fútbol colombiano y reafirma su condición de club grande, acostumbrado a competir y a ganar.
La consagración se selló en Ibagué, donde Junior venció 1-0 al Deportes Tolima en el estadio Manuel Murillo Toro, resultado que cerró una final dominada de principio a fin por el conjunto barranquillero y que dejó un marcador global de 4-0.
El equipo dirigido con inteligencia y equilibrio llegó a este compromiso con la amplia ventaja del 3-0 conseguido en Barranquilla el viernes anterior, renta que supo administrar sin sobresaltos.
El partido fue intenso y de alta exigencia, con un Tolima que intentó imponer condiciones desde el inicio, empujado por su público, pero que se encontró con un Junior sólido en defensa, ordenado en el mediocampo y efectivo en la lectura del juego. Las opciones del conjunto local fueron bien controladas por la zaga rojiblanca, que mostró seguridad y experiencia en una noche definitiva. El gol que terminó de sentenciar la final llegó a través de José Enamorado, quien culminó con precisión una transición rápida para marcar el 1-0 y silenciar el Murillo Toro. La anotación no solo aseguró la victoria en condición de visitante, sino que confirmó la superioridad de Junior a lo largo de la serie.
Con el pitazo final, el equipo barranquillero celebró un campeonato construido con autoridad, imponiéndose en los dos partidos de la final y dejando una imagen de contundencia y madurez competitiva.
Más allá del resultado, el título representa el premio a un proceso sostenido, al respaldo de una hinchada fiel y a la ambición de una institución que sigue sumando estrellas y fortaleciendo su legado en el fútbol colombiano.
