En la madrugada de este jueves, alrededor de la 1:30 am, la ciudad vivió un momento histórico: la llegada de los seis vagones que conforman el primer tren del Metro de Bogotá. Los convoyes, que partieron desde Cartagena el pasado 5 de septiembre, ingresaron a la capital tras un recorrido de más de 1.200 kilómetros por carretera.La caravana fue escoltada por la Policía, el Ejército y la Armada Nacional durante todo el trayecto, en un operativo logístico y de seguridad que incluyó restricciones de movilidad en algunos tramos.
Para evitar congestiones en la ciudad, el ingreso de los vagones se realizó en horas de la madrugada. La ruta final en Bogotá pasó por la Calle 13, la Calle 80 y la Avenida Ciudad de Cali, hasta llegar al Patio Taller de Bosa, espacio donde serán ensamblados y sometidos a pruebas.Un momento largamente esperado.

Con esta llegada, Bogotá empieza a ver materializado un proyecto que ha sido esperado durante más de siete décadas. El metro, símbolo de múltiples promesas incumplidas y debates políticos, ya tiene su primer tren rodante en territorio capitalino. “Hoy Bogotá se despierta con un sueño convertido en realidad”, afirmaron autoridades locales al anunciar el arribo.
Aunque los vagones aún no entrarán en operación comercial, representan el primer paso tangible hacia la puesta en marcha del sistema de transporte masivo más ambicioso en la historia de la ciudad.
En el Patio Taller de Bosa se realizarán las pruebas estáticas de los vagones, verificando sistemas de frenos, tracción, puertas y señalización. Posteriormente, se adelantarán las pruebas dinámicas, cuando los trenes recorran por primera vez los tramos ya construidos del viaducto ferroviario. La llegada de más trenes se dará de manera gradual hasta completar la flota proyectada para la primera línea del Metro, que actualmente presenta un avance de obra superior al 60 %.

Aunque aún falta tiempo para que los bogotanos puedan subirse al metro, la llegada de estos primeros vagones marca un antes y un después en la historia de la movilidad capitalina. El proyecto, que por décadas pareció inalcanzable, empieza a hacerse realidad con acero, rieles y trenes que ya pisan suelo bogotano.