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Rosario: Herencia Maldita, estreno que estremeció a Bogotá

En el corazón de Bogotá, las luces de la alfombra roja anunciaban un evento poco común para el cine nacional: la premier de Rosario: Herencia Maldita, película que se abre paso en un terreno donde Colombia apenas empieza a dejar huella, el cine de terror.

Por: Danniela Rodríguez

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Lejos de un estreno más, la función tuvo un aire especial: el público que llenó la sala iba dispuesto a ver una película, y a experimentar un relato que mezcla lo sobrenatural con heridas familiares y con la carga cultural de una herencia incómoda.

Desde el primer minuto, la atmósfera dejó claro que estábamos frente a un terror con acento latino y con raíces propias, incluso en medio de un relato pensado para un público global.

La cinta, dirigida por el colombiano Felipe Vargas, cuenta la historia de Rosario, mujer latina que ha triunfado en Wall Street, que de golpe se ve arrastrada hacia los secretos oscuros de su familia tras la muerte de su abuela. Encerrada en su apartamento durante una tormenta de nieve, Rosario descubre un cuarto oculto con objetos ligados al Palo Mayombe, práctica espiritual que aparece como el hilo conductor de una maldición transmitida por generaciones.

Más allá de los sobresaltos propios del género, la película construye un retrato íntimo sobre lo que significa cargar con el peso de una herencia. No es solo un susto tras otro, sino una reflexión disfrazada de horror: ¿qué tanto de lo que somos está decidido antes de nacer?

Que la premier fuera en Bogotá, es un acto de justicia simbólica. Vargas, que creció entre Colombia y Estados Unidos, regresó a su país para presentar en primera fila su ópera prima, rodeado de un público expectante, que recibió con entusiasmo la apuesta por un terror menos estereotipado y más cercano a realidades culturales que pocas veces tienen cabida en el cine comercial.

La película también marca un giro interesante en la representación latina dentro del cine de terror. En lugar de personajes secundarios estereotipados, la protagonista es una mujer fuerte, contradictoria y compleja, apuesta que, más allá de lo cinematográfico, tiene un valor cultural importante: ver a los nuestros en papeles que desafían clichés.

Han pasado cerca de dos semanas desde que la película se estrenó en Colombia. Aunque todavía no hay cifras oficiales de taquilla, el ruido mediático y las conversaciones en redes muestran que despertó curiosidad y atrajo públicos que normalmente no se acercan al cine nacional. El terror, género que muchos consideran de nicho, se convirtió en tema de conversación en cafés, emisoras y foros de cine.

La premier en Bogotá fue el inicio de ese recorrido. Una noche en la que se sintió que el cine colombiano podía hablar el idioma del miedo sin perder su identidad. Que podía contar historias universales, pero con el peso de lo local, de las raíces, de los rituales y de las cicatrices heredadas.

Rosario: Herencia Maldita no es una película perfecta, y seguro habrá quienes se resistan a verla más allá de los sustos. Lo cierto es que el estreno en Bogotá dejó la sensación de que el público quiere propuestas diferentes y está dispuesto a escuchar nuevas voces.

El lanzamiento de este filme de terror es la confirmación de que el cine colombiano puede y debe atreverse a explorar sus propios miedos, tan ligados a la familia, a la cultura, a lo que heredamos, que son los que más nos marcan.

| Nota del editor *

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