Por: Danniela Rodríguez
La carrera arranca el 23 de agosto en Turín, Italia, y se extenderá hasta el 14 de septiembre en Madrid, después de tres semanas intensas, con 21 etapas que atraviesan Italia, Francia, Andorra y buena parte de España.
El trazado de este año está diseñado para escaladores. Los organizadores apostaron por la montaña como eje central, con diez llegadas en alto y apenas un puñado de oportunidades para los velocistas.
Dos contrarrelojes, una por equipos en Figueres y otra individual en Valladolid, son puntos estratégicos para los corredores que aspiren al podio, pero no parecen suficientes para borrar las diferencias que la montaña impondrá.
Nunca antes la Vuelta había comenzado en El Piamonte, cuyo estreno traerá etapas exigentes en los Alpes desde temprano. Allí, la carretera pondrá a prueba a los favoritos, incluso antes de pisar suelo español, tras los primeros días en Italia y un paso por Francia.

La segunda mitad de la carrera será una sucesión de exámenes para los corredores. Entre los puntos llamativos está el regreso del Angliru (etapa 13), cumbre mítica del ciclismo, con rampas superiores al 20 % de pendiente, que suelen marcar grandes diferencias. También figura la temida Bola del Mundo (etapa 20), en La Sierra Madrileña, antesala del cierre en la capital, que podría decidir la Vuelta en el último esfuerzo.
La contrarreloj individual en Valladolid (etapa 18) podría ser un respiro, y un dolor de cabeza para los escaladores menos fuertes en el reloj. Todo indica que la Vuelta se definirá en los grandes puertos, donde la resistencia física y la fortaleza mental valen más que cualquier cálculo táctico.
Aunque la ausencia de Tadej Pogačar abre el abanico de opciones, la lista de candidatos no es corta. El danés Jonas Vingegaard (Visma–Lease a Bike) llega como favorito.
Corredores como João Almeida (UAE Team Emirates) o capos de equipos potentes buscarán dejar su huella. La combinación de terreno montañoso y etapas largas hace pensar en una Vuelta de desgaste, donde los equipos con bloques sólidos tendrán la ventaja.

Para Colombia, la edición 2025 llega con una delegación en la que la experiencia y la juventud se combinan para mantener viva la ilusión de ver a un compatriota en lo más alto.
Egan Bernal (INEOS Grenadiers): confirmado líder de su equipo, vuelve a la Vuelta con la ambición de pelear la clasificación general. Su recuperación y progresión en las últimas temporadas lo han devuelto al nivel competitivo que lo llevó a ganar el Tour de Francia.
El bogotano Santiago Buitrago (Bahrain Victorious): en plena madurez deportiva, se consolida como escalador fiable, con capacidad para brillar en etapas de alta montaña. No se descarta que intente meterse en el top de la general.
Esteban Chaves (EF Education–EasyPost): con más de una década en la élite, mantiene intacta su capacidad para sorprender en jornadas de montaña, y será un referente de experiencia.
Sergio Higuita y Harold Tejada (Astana Qazaqstan Team): dos cartas interesantes para la escuadra kazaja. Higuita puede ser protagonista en finales duros y explosivos, mientras Tejada se ha ganado el respeto como gregario sólido y combativo.
La presencia colombiana refuerza la tradición del país en la Vuelta, donde históricamente han encontrado un terreno a su medida.

La Vuelta a España 2025 no solo es la última gran carrera de tres semanas del calendario WorldTour, también es una cita cargada de simbolismo. Su recorrido internacional, con arranque en Italia y paso por Francia y Andorra, refleja la expansión y el prestigio que la prueba ha alcanzado en ocho décadas de historia.
Para los favoritos, será la oportunidad de cerrar el año con una gran victoria; para los colombianos, la ocasión de volver a poner al país en el radar del ciclismo mundial con actuaciones que, al menos en la montaña, siempre generan expectación.
El telón se abre este 23 de agosto y durante 21 etapas, las carreteras europeas serán escenario de batallas, gestas y decepciones. Lo único seguro es que la montaña volverá a ser la gran juez de una carrera que nunca pierde su capacidad de sorprender.