En 2025, Colombia conmemoró los 70 años de la primera emisión de El Minuto de Dios, un hito que trascendió el aniversario televisivo para convertirse en una celebración de país. Lo que comenzó como un breve mensaje espiritual en la televisión nacional terminó dando origen a una de las obras sociales, educativas y comunitarias más influyentes de América Latina: la Organización Minuto de Dios.
Esta conmemoración no fue solo un acto de memoria. Fue una lectura crítica del presente y una invitación a pensar el futuro desde la ética, la solidaridad y la acción concreta, principios que guiaron al Rafael García Herreros y que hoy siguen vivos en miles de iniciativas en todo el país.
De un minuto al aire a una obra permanente
La primera emisión, en 1955, apostó por algo inusual para su época: hablarle al país con sencillez, desde la televisión, sobre dignidad humana, justicia social y responsabilidad colectiva. Ese “minuto” —breve en duración, profundo en sentido— fue suficiente para sembrar una idea que se multiplicó con los años: la palabra debía traducirse en acción.
Así nació una obra que entendió la comunicación no como fin, sino como motor de transformación social. Vivienda digna, educación accesible, cultura, emprendimiento, acompañamiento comunitario y formación integral se convirtieron en pilares de una organización que decidió intervenir allí donde el Estado y el mercado no llegaban con la misma fuerza.
UNIMINUTO: educación como legado vivo
Uno de los frutos más visibles de ese legado es la Corporación Universitaria Minuto de Dios (UNIMINUTO), hoy con presencia en múltiples regiones del país y con una apuesta clara por la educación como herramienta de movilidad social.
Durante la conmemoración de los 70 años, la educación fue protagonista. No solo como cifra de cobertura o infraestructura, sino como proyecto humanista: formar profesionales competentes, sí, pero también ciudadanos comprometidos con sus territorios. En un país marcado por la desigualdad, el modelo UNIMINUTO reafirmó su vocación de educar con sentido social, conectando academia, comunidad y servicio.
Comunicación con sentido: de la televisión a los territorios
El aniversario también puso en valor el papel de los medios del Minuto de Dios, entre ellos UNIMINUTO Radio, como herederos de una tradición comunicativa que entiende la información como servicio público. En tiempos de desinformación, polarización y ruido digital, la conmemoración recordó que comunicar implica cuidar la palabra, contextualizar, escuchar y construir puentes.
El Minuto de Dios fue, y sigue siendo, una escuela ética de comunicación: decir lo necesario, en el momento justo, con responsabilidad social. Esa visión, hoy ampliada a plataformas digitales, radios universitarias y contenidos comunitarios, mantiene vigente la pregunta central del legado: ¿para qué comunicamos?
Una obra que dialoga con el país de hoy
Conmemorar 70 años también significó reconocer desafíos. La Colombia de 2025 no es la de 1955: nuevas pobrezas, crisis ambientales, migraciones, brechas digitales y conflictos territoriales exigen respuestas renovadas. En ese contexto, la Organización Minuto de Dios reafirmó su capacidad de adaptarse sin perder su esencia.
La conmemoración dejó un mensaje claro: el Minuto de Dios no es nostalgia. Es presente activo y futuro en construcción. Una obra que entiende que la fe —entendida como compromiso humano— se expresa en políticas educativas inclusivas, proyectos sociales sostenibles y una comunicación que ponga a la persona en el centro.
