Por: Juan Sebastián Beltrán Peña
Sin lugar a duda, la década de los 80s fue un punto de inflexión en la música, cultura y el entretenimiento que dejó marcas indelebles. Luego de décadas de venir de estilos y estéticas dominadas en el ámbito mainstream por las culturas hippie y rock and roll, los 80s llegaron a cambiarlo todo con modas extravagantes, peinados atiborrados de laca y una revolución musical de importancias incalculadas e incomprendidas en su época pero que el tiempo la ha puesto en el lugar que se merece.
Esta década estuvo marcada por el uso de sintetizadores, que tenían antecedentes en los clubes nocturnos, alternativos y underground de las mayores capitales del mundo a finales de los 70s, donde la convergencia de culturas preponderaba en el ambiente y todos se unían en una marginalidad que resultaría incomprensible en nuestros días. El uso de este instrumento musical permeó todos los géneros musicales, desde el glam metal, pasando por el pop, la electrónica y el house, donde artistas como Michael Jackson, Madonna, Prince o la banda británica Queen estaban en sus mejores épocas. La época terminó, dándole paso a los despreocupados y minimalistas 90s, década que se desarrolló como la contraparte de su predecesora.
Pero no todo terminó allí, en la actualidad hemos podido ser testigos de un resurgimiento lento pero potente, de los sonidos y estilos característicos de los 80s, pero con aún más calidad gracias a los avances que la tecnología puede proveer a la creación musical.
Cantantes como Dua Lipa y The Weeknd, quien es actualmente el artista más escuchado del mundo en Spotify con más de 111 millones de oyentes al mes, fueron los abanderados de este renacimiento en el año 2020, donde a pesar de la pandemia trajeron las pistas de baile a los hogares de cada uno de nosotros con sus álbumes Future Nostalgia y After Hours, que como sus conceptos artísticos presentan, es tomar influencias de música del pasado para hacer la música del futuro, y así fue, miles de artistas usaron de nuevo los sintetizadores, el neón volvió y quienes disfrutamos de ella no podemos hacer más que agradecer que así sea y ver como los 80s son esa odisea que nació para quedarse.