Por: Daniel Rojas Chía
Avatar es una cinta que explora más a fondo el mundo de Pandora y, como es evidente, su mundo acuático. El espectador se va a sumergir en un mundo digital impresionante, lleno de texturas e hiperrealidad por doquier, con personajes mejor estructurados y arcos narrativos mejor elaborados que en su primera entrega.
La nueva película del cineasta nacido en Canadá cuenta la historia de Jake Sully y Ney’tiri. Ellos han formado una familia y hacen todo lo posible por permanecer juntos pero, desafortunadamente, el ser humano invade de nuevo el planeta y amenaza otra vez, su hogar. Esto hace que, gracias a esta amenaza, tengan que abandonar su hogar y explorar las regiones de Pandora que no se habían explorado antes por Sully y su familia.
La construcción visual de la película deslumbra por sí misma ya que Pandora se muestra en todo su esplendor con sus colores y seres que la habitan. Cabe la pena resaltar que la película está hecha en su totalidad con cámaras IMAX y su potencial real solo puede ser percibida en una sala de cine 3D para poder disfrutar de todas sus texturas y todo este mundo acuático tan espectacular.
En esta segunda entrega sus personajes vuelven a surgir dentro de un contexto de familia, tema que se toma con mucha más fuerza y casi es el eje narrativo de la historia, también ligado con fuertes mensajes sobre la destrucción de la naturaleza y como el ser humano es el artífice de la violencia hacia los animales y los ecosistemas. Esto se muestra en una de las secuencias más angustiantes y devastadoras de toda la película, logrando un mensaje potente sobre la destrucción constante de la naturaleza en la actualidad.
Por otro lado, los nuevos personajes van construyendo las tramas de las películas que vienen ya que se tiene programadas otras tres cintas. Esto hace que sea importante que las líneas narrativas no caigan en nociones repetidas con la primera película, y logren imprimir a la historia el dinamismo que necesita para no ser plana. Lamentablemente, en mi opinión, la cinta se encuentra con nociones repetidas de la primera entrega y esto hace que pierda ritmo, sumando que es innecesariamente extensa y pierde su dinámica, por momentos, a causa de su duración.
Avatar: el camino del agua es una película muy entretenida y con mensajes potentes sobre el cuidado del planeta y sus consecuencias, pero pienso que el director James Cameron tal vez tardó demasiado en estrenar su segunda parte y debió tener en cuenta que el cine y sus narrativas han cambiado en trece años desde el estreno de su primera parte. También siento que es muy necesario disfrutar la película en 3D y eso limita su público y su disfrute, pero eso no quiere decir que no se pueda correr por las praderas de Pandora con todos sus personajes azules y tener la experiencia de una de las películas más visualmente impresionantes de los últimos años.
Esta película, para los fans, es una cita casi obligada para aterrizar de nuevo en Pandora, pero para alguien que hasta ahora se adentra en este mundo fantástico, puede que no pueda llegar a ser tan espectacular. Lo importante es seguir dejando que los ojos de cada uno decidan por qué se dejan deslumbrar.
