Por: Danniela Rodríguez
Es una pista más larga y moderna, con una infraestructura pensada para mover carga, recibir vuelos comerciales y dinamizar la economía de dos departamentos.
La Aeronáutica Civil confirmó la habilitación de un tramo de 1.200 metros de la pista del aeropuerto Santiago Vila para retomar operaciones parciales mientras continúan los trabajos.
Esta intervención forma parte de un plan más amplio que incluye alargamiento y repavimentación de la pista, mejoras en calles de rodaje, instalación de nuevas ayudas visuales y un sistema de iluminación para operaciones nocturnas.
La inversión de cerca de $49.000 millones está destinada a la pista, a la reconformación de franjas de seguridad, drenajes, plataformas y a pavimentar 1,8 kilómetros de la vía de acceso.
Según la Gobernación del Tolima, estas mejoras buscan para el aeropuerto una vocación logística que complemente el transporte terrestre y fortalezca la competitividad regional.

La fecha probable de entrega sería para fin de 2025, proyección que puede moverse según el ritmo de ejecución, la disponibilidad de recursos y los tiempos de certificación.
La apertura plena no depende solo del asfalto listo: antes hay que superar pruebas técnicas, obtener autorizaciones regulatorias y cerrar acuerdos con operadores aéreos.
El aeropuerto ya muestra señales de vida, pero el vuelo inaugural no tiene fecha confirmada. Según la Aeronáutica Civil, la terminal empezaría con operaciones de carga, y de forma gradual se abriría a vuelos comerciales regulares.
Su ubicación, en el corredor Girardot, El Espinal, Melgar, abre posibilidades para el transporte de productos agrícolas e industriales hacia el país y el exterior. Con un aeropuerto operativo, los tiempos de traslado se reducirían y las cadenas logísticas serían más eficientes.
Municipios como Melgar, Ricaurte o Girardot, destinos reconocidos, recibirían nuevos visitantes. Para el Tolima, esta conectividad aérea sería una vitrina para su oferta cultural, gastronómica y natural.

También está pendiente asegurar operadores: sin aerolíneas interesadas en abrir rutas o empresas dispuestas a mover carga, el potencial del aeropuerto se quedaría en la pista.
Otro punto crítico es la certificación para vuelos nocturnos y en condiciones de baja visibilidad, que depende de que la instalación del sistema de iluminación y las ayudas visuales cumplan con estándares internacionales.
Los próximos meses serán decisivos. Las miradas están en tres frentes:
- Comunicados oficiales de Aerocivil para conocer avances en certificaciones y cronogramas.
- Anuncios de operadores que definan rutas o convenios logísticos.
- Entrega de obras complementarias como la pavimentación de accesos y la finalización de franjas de seguridad.
El aeropuerto Santiago Vila, que pasaba desapercibido, se perfila como pieza central en la conectividad del centro del país.
Entre el entusiasmo por avances y cautela frente a los plazos, el proyecto suma metros de pista y pasos firmes hacia su meta. La promesa está en el aire: un aeropuerto capaz de mover carga, pasajeros y desarrollo para dos departamentos que quieren despegar juntos.