La Navidad es la venida real de Cristo al corazón humano. Él llega para renovar lo que está herido, para transformar lo que está débil y para llevarnos hacia una vida más plena. Su nacimiento es una invitación a adorar, a perdonar y a dejarnos reconciliar por su amor.
Este tiempo es una oportunidad para mirar a nuestro alrededor y reconocer a quienes necesitan una mano, un gesto o una palabra que les devuelva dignidad. La Navidad se vuelve auténtica cuando se convierte en servicio, solidaridad y compasión. Es allí donde Cristo encuentra un pesebre vivo.
Que esta celebración nos impulse a hacer algo bello por los demás, especialmente por quienes viven en necesidad. Que la luz del Señor transforme nuestra manera de amar, de actuar y de construir paz. Cuando Cristo nace en el corazón, la vida entera renace.








