Durante décadas la narrativa de Disney y ahora el estudio de animación Pixar, la cual, ahora también es dueño el monstruo del ratón Mickey, utilizan una narrativa conocida y que ha dado mucho resultado desde Bambi (1942). Esta se trata de eliminar al padre o la madre para dejar huérfano al personaje principal para que tenga que lidiar con vacíos emocionales y esto afecta a personajes secundarios como se ha visto muchas veces, como en El Rey León (1994), Buscando a Nemo (2003), entre muchos otros.
Adrián Molina, Domee Shi, Madeline Sharafian son los responsables de esta última entrega de Disney llamada Elío y que retrasó su estreno por más de un año, redefiniendo el desarrollo de los personales, y ciertos aspectos de la película para que funcionara mejor, según Pixar.
La película se centra en Elio, un niño de 11 años con una gran imaginación y una enorme obsesión por los extraterrestres, que lucha por encajar hasta que de repente es transportado al espacio y es identificado por error como el embajador galáctico de la Tierra, encontrando seres de otros mundos y por fin, sintiéndose a gusto en un lugar muy alejado de lo que sería su hogar.
La cinta de animación habla de manera familiar de los “no lugares” y la búsqueda social de encajar luego de sentir una pérdida que desacomoda una percepción de vida y con un temor profundo, a mirar más allá, luego de saber que algo muy importante, desapareció por completo.
Elio, se adentra en muchos temas de manera conocida, pero los desarrolla de manera entrañable, con humor y con mensajes potentes que son capaces de llevar a la película a unos escalones más alto de lo habitual, por medio de personajes como el de su Tía y las interesantes metáforas que se construyen su nuevo y único mejor amigo, el cual es un alienígena de una raza conquistadora, el cual también está insatisfecho con su vida y no sabe cómo enfrentar su entorno sin lastimar a los que ama.
Dentro de la película en sí, Elio tampoco defrauda en su ritmo, su estética, tiene drama, acción y una emotividad que se siente genuina con todo lo que está pasando, como también, los puntos de giro que van encajando con todos lo demás personajes, además de tener guiños a clásicos del cine como Alien: el regreso (1986) al igual que lo hizo la maravillosa Lightyear (2022) (tan rechazada por un público que solo se dejo llevar de ideas absurdas que no tienen nada que ver con el arte del cine) o referencias claras hacia El secreto del abismo (1989), o 2001 Odisea del Espacio (1968) entre otras, captando la atención de diferentes audiencias y de variadas edades en la sala de cine.
Elio, retoma la forma de un niño soñador donde ni el cielo es el límite y logra entregar una historia cautivadora, emotiva y tierna que pareciera tiene tintes de Lilo y stitch (2002) pero logra salir bien librada de las comparaciones al final, ya que termina convirtiéndose en un relato sobre las personas que parecen no encajar en ningún lugar, y constantemente buscan un universo en donde habitar sin ser lastimados, pero en al final, todos hacemos parte de la existencia del universo. Juzguen ustedes.
