En el centro de Medellín, una ciudad como muchas, ha sido inclemente con la memoria, con las personas, con el olvido. Los habitantes de una vieja casa, que pareciera desaparecer por el transcurrir del tiempo y de sus días. Estancia, es un documental dirigido por Andrés Carmona Rivera, cuyos habitantes nos revelan sus vidas, sus amores y deseos.
Son varios los personajes interesantes en el lente del director, que también es director de fotografía, incluyen a Guillermo y Álvaro, una pareja con más de 50 años de relación, en el contexto de una sociedad que los señala y censura por ser homosexuales, son condenados al silencio. Raúl, actual pareja de Guillermo, pareciera no encontrar salida a su infierno cotidiano de amargura.

Por otro lado, Javier, un místico, que con cierta candidez reconstruye las memorias de sus fracasos amorosos, es la antípoda de la vida desenfrenada de sus vecinos contiguos. Este lugar, con tantas habitaciones como universos posibles, sirve de estancia a esta polifonía de hombres viejos, solos y rebeldes, que jamás esperaron terminar allí, pero la vida y sus panoramas, hicieron que se quedaran.
La película propone una estructura con 4 protagonistas: Álvaro, Guillermo, Raúl y Javier) y 4 personajes secundarios: Eduardo, Jaime, Adán y Pablo). La casa en sí misma es un personaje tan importante como sus protagonistas, porque es el marco presente frente a cada plano y cada historia contada por sus personajes, que permite fluir entre los espacios y los objetos, y a su vez, es la matriz simbólica y metafórica de un documental que mientras se construye, consigue más que bellas y melancólicas imágenes.

Carmona le entrega al espacio un poder silencioso que siempre está presente y que marca categóricamente a cada personaje y sus peculiaridades, sus maneras y sus demonios. Estancia no solo se limita a mostrar a sus personajes, sino que de alguna manera muestra cómo estos se fusionaron con el espacio y prácticamente son parte de él y no pueden vivir el uno sin el otro.
En la narrativa del documental se percibe cómo el director se acopló a las dinámicas de cada habitante de esta casa, en un ejercicio casi etnográfico, al mejor estilo conceptual del antropólogo polaco Bronisław Malinowski (cuidando las proporciones), gracias a esto, captura emociones tan añejas como sus protagonistas y sus dolores, transmitiendo en pantalla discursos de despedida bajo el lente de Andrés Carmona Rivera.

El buen cuidado de la luz y de cada encuadre, le proporciona a la Estancia una elegancia particular dentro de cientos de objetos almacenados por Álvaro, por ejemplo, que delimitan de manera visual y rica en detalles, cómo percibe la vida y cómo al parecer, cada vez se desinteresa por ella en un espacio que lucha por algo de vida pero que ya no le sorprende si se va de repente.
Estancia es un documental donde el recurso del plano apreciativo en ocasiones se excede sin razón, pero logra un ritmo adecuado y técnicamente correcto, para construir una imagen que transmite una idea desoladora donde el tiempo se muestra en la vejez y cómo transcurre sin cesar y no pregunta por qué.

Un valioso documental colombiano, que sigue convalidando que los nuevos realizadores locales pueden atreverse a nuevas historias que están en rincones de paredes olvidadas y en recuerdos amontonados por vidas que solo ven pasar el tiempo. Juzguen ustedes.