El director alemán Timo Tjahjanto dirige una película que rebosa secuencias de acción durante 1 hora y 29 minutos que se agradecen, pues no es necesario un metraje mayor para contar las vacaciones familiares que en un principio parecían influenciadas por la comedia de 1983, National Lampoon’s Vacation, protagonizada por el gran Chevy Chase, pero luego de iniciar, no se queda con nada ni espera a nadie, llevando la película a un sistema de acción parecido al de la franquicia de John Wick.
La cinta se ubica cuatro años después de que Hutch se enfrentara involuntariamente a la mafia rusa, organización criminal con la que mantiene una deuda de 30 millones de dólares, que intenta saldar poco a poco con una serie interminable de golpes contra matones internacionales. Pese a disfrutar como siempre de la faceta más trepidante y física de su trabajo, Hutch y su esposa Becca (Connie Nielsen), se sienten agotados y distanciados. Para intentar remediarlo, deciden llevarse a sus hijos de escapada al mismo lugar al que Hutch iba de vacaciones con su hermano Harry (RZA) cuando pequeños.

Tjahjanto muestra su experiencia en la dirección de cine de acción, que no duda al entregar películas con ese tipo de entretenimiento y ritmo, donde el derramamiento de sangre es esperable, que con una destacada edición demuestra que cada pérdida de control del protagonista es una invitación a una fiesta de destrucción, que crea una buena expectativa por el modus operandi de la psiquis del personaje, por cuenta de la cual tiene un ritmo trepidante gracias a personajes como el del gran Christopher Lloyd, el padre de Hutch; su hijo Brady (Gage Munroe); su hija Sammy (Paisley Cadorath), que crean situaciones que completan el arco emotivo del protagonista, sin demasiada importancia dramática o narrativa.

No es el caso de la villana de la película, interpretada por una delirante Sharon Stone, que aún mantiene una gran presencia en la pantalla grande, en esta ocasión con la malvada Lendina, que alimenta el sentido exaltado de la película y la locura de todos sus personajes alrededor, como lo hizo recientemente Novocaine (2025) utilizando escenas de violencia explícita con humor, la mejor fórmula de los últimos años en películas de bajo presupuesto.

Nadie 2 no busca ser diferente a una película de acción con todos los clichés del género, con una dosis muy importante de violencia que se amortigua con humor negro que por momentos rosa con lo absurdo, pero con una buena construcción de personajes de Bob Odenkirk y Connie Nielsen, que francamente, no da para más que para un rato de entretenimiento. Juzguen ustedes.