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[Crítica] ¿Y dónde está el policía? (The naked gun): una secuela demasiado amable para ser legado de Leslie Nielsen

En esta nueva versión, el teniente Frank Drebin Jr., (Liam Neeson), sigue los pasos de su padre, que retomando la misma narrativa, se basa en la popular franquicia de comedia y la serie de televisión "¡Police Squad!".

Desde la sátira y la comedia, retomando momentos controversiales de la vida pública norteamericana, la primera película de The naked gun fue estrenada en 1988 bajo la dirección deDavid Zucker, que con el tiempo se convirtió en un clásico del cine para ese género, con el éxito necesario para hacer dos partes adicionales, que le dieron continuidad al personaje del teniente Frank Drebin, interpretado por el mítico Leslie Nielsen, que dejó para la historia del cine un detective inepto pero bienintencionado que intentaba frustrar cualquier acto ilícito.

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El actor canadiense, que hasta entonces era conocido por sus roles dramáticos, se transformó en un ícono del humor gracias a este papel. Ahora Liam Neeson, uno de los actores más multifacéticos, que nunca ha temido incursionar en dramas como el clásico La lista de Schindler (1993), o éxitos de taquilla como Star Wars: La amenaza fantasma (1999) desde la ciencia ficción, o en Batman Inicia (2005), o uno de sus papeles más icónicos como en Búsqueda implacable(2008), se mide con el desafío de tomar el legado de Nielseny demostrar su talento para la comedia en la nueva versión de ¿Y dónde está el policía?

En esta nueva versión, el teniente Frank Drebin Jr., (Liam Neeson), sigue los pasos de su padre, que retomando la misma narrativa, se basa en la popular franquicia de comedia y la serie de televisión “¡Police Squad!”.

Puede que desde el inicio la cinta intente seguirle los pasos de cerca a las tres entregas anteriores, pero le cuesta arrancar, no por un mal desarrollo, sino porque quiere seguir un lenguaje, con mayor razón cuando la última se estrenó en 1994, y las audiencias han cambiado y los ritmos también, tanto que por momentos los chistes que se evocan tengan que ver con la cultura norteamericana, y puede que un espectador desprevenido de estas múltiples referencias no entienda el contexto de ciertas situaciones.

El director estadounidense Akiva Schaffer, conocedor del género, es el encargado de traer el legado de ¿Y dónde está el policía? de nuevo a la pantalla grande, y si bien el absurdo está fuertemente ligado a la narrativa, con licencia para que casi todo pase en pantalla, hay secuencias a las que les cuesta encajar en el ritmo, aunque hay momentos como el de el muñeco de nieve, que resaltan por su aspecto divertido, satírico y arriesgado, transitando en géneros como el terror, que es cortado de manera abrupta con comedia, tal cual las películas anteriores.

Los protagonistas resaltan con sus papeles, que no dan para más, pero que se adaptan de la mejor manera a la historia, con un Liam Neeson que busca su tono entre el personaje de Brian Mills en Búsqueda Implacable y esa encantadora torpeza de Leslie Nielsen que hizo tan particular ese papel, claro, sin olvidar que ese tipo de personajes se hicieron famosos con El superagente 86 (1965) creado por Mel Brooks y Buck Henry e interpretado por el inigualable Don Adams y su personaje Maxwell Smart.

El personaje de Beth, interpretado por una Pamela Anderson que viene de ser reconocida de nuevo en la industria por su papel en The Last Showgirl (2024), que se complementa muy bien con Frank Drebin Jr. impulsa la película, aunque en este tipo de comedias siempre es clave el villano interpretado con un personaje ya visto en el actor Danny Huston por años, como en Hasta el fin del mundo (2023), y la nueva y fallida versión de The Crow (2024), entre otras recientes, pero siempre como una persona adinerada, corrupta y ambiciosa.

¿Y dónde está el policía? no oculta lo que es, ni pretende ser otra cosa que una sátira policial que sea digna de sus antecesoras, que en mi opinión apenas lo logra, pues no tomó el riesgo de actualizar sus ritmos, su humor y su sátira, convirtiéndose solamente en un homenaje que se hace con rigurosidad técnica entre planos calcados, buena manufactura y buenas actuaciones para esta intención, que cuenta por segundos con la presencia de Priscilla Presley.

Lamentablemente la película apenas sostiene su impacto desde el efecto de la nostalgia y de extrañar ese humor sin miedo a nada, ni del temor de ofender a nadie, cuando hoy en día los lineamientos sociales limitan lo que podría ser una mejor comedia. Juzguen ustedes.

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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