Por: Juan Sebastián Beltrán Peña
“Sí por cada victima de la guerra hiciéramos un minuto de silencio, tendríamos que callarnos durante 17 años”, fue una de las frases que el sacerdote Francisco de Roux, presidente de La Comisión de la Verdad mencionó en su presentación del informe final realizado por el ente estatal que según su misión busca esclarecer los patrones y las causas explicativas del conflicto armado interno que hemos vivido durante 60 años en nuestro país, además promover el reconocimiento de lo sucedido, la convivencia en los territorios y la contribución para no repetirlo todo enfocado específicamente a las víctimas y las complejas realidades de todos los actores involucrados en el conflicto.
En su informe final, La Comisión de la Verdad presenta que el conflicto dejó 50.770 secuestros, 121.768 desaparecimientos forzosos, 450.664 asesinatos y alrededor de 7.700.00 desplazados.
Más que las cifras presentadas, que pueden resultar frívolas y hasta deshumanizantes, el padre De Roux pretende enviar un mensaje de optimismo y reflexión a la nación, por el cual se pueda construir un país distinto mediante las diferencias, con la reconciliación como la piedra angular de una nueva Colombia, donde todo el territorio y sus habitantes tengan la oportunidad de vivir con felicidad, tranquilidad, seguridad y sin miedo.
Para Francisco De Roux, en nuestro país existe un miedo generalizado desde todos los sectores socioculturales y económicos de la región, mismo que nace de llevar tanto tiempo en un conflicto armado. Este ha sido uno de los encuentros más grandes, y como él mismo lo dice, dolorosos de ver durante el proceso que ha llevado la comisión y pretenden, mediante su informe contribuir para que ello cambie, ya que el miedo es el principal obstaculizador para el desarrollo de todos como sociedad y para que se dé una reconciliación efectiva.
Según el presidente de la comisión, el principal logro de este proceso y su informe es la comprensión sustancial de lo definitivo e importante para dejarle al país, además reconoce que para lograr un cambio en la nación se necesitan reformas estructurales profundizadas y determinantes, que nos permitan a todos dilucidar la verdad de nuestra historia y la indiscutible coyuntura por la que atraviesa Colombia, tan importante para transformarnos y así llegar a ser el país que todos deseamos.