Por: Ingrid Sofía Rueda Mendoza
Cuando todo esto inició estaba convencida de que al pasar esta extraña situación el mundo iba a ser mejor, pensaba que esta situación nos iba permitir cambiar nuestra forma de accionar ante las situaciones que viven los demás, pero hoy, después de más de cinco meses de confinamiento, pienso todo lo contrario.
Me he dado cuenta de que realmente nos hemos vuelto más indiferentes ante el dolor ajeno, buscamos nuestro único beneficio, y después de todo esto, así suene un poco pesimista, todo será igual o incluso peor.
Viviremos en un mundo en el cual todos pensaremos en ahorrar, por si esto sucede de nuevo, viviremos con miedo al contagio, con miedo a acercarnos a los demás, veremos con
indiferencia a las personas que a causa de todo esto han caído en la pobreza y en la
necesidad.
Esta pandemia llegó para revelarnos un fenómeno que llevaba muchos años entre nosotros,
pero que estaba escondido bajo una cortina, la pobreza, que en esta nueva normalidad será
más evidente que nunca.
A esto le debemos sumar la falta de intimidad que nos veremos obligados a vivir. Durante la
pandemia le hemos abierto las puertas de nuestros dispositivos electrónicos y por lo tanto de nuestras vidas a el internet, pero nos hemos preguntado ¿Quién se queda con nuestros datos? ¿Quién se queda con nuestra información? Pues yo si me he preguntado esto y no tengo una respuesta clara, pero sé muy bien que después de esto nada regresará a ser igual, nuestra intimidad no será tan íntima como la creemos o cómo la hemos vivido antes.
También debemos pensar en el tema de la cultura, que lamentablemente está un poco olvidado y es uno de los que más ha sufrido por esta pandemia, todos los actos culturales han tenido que migrar a lo virtual, cosa que nunca que se había contemplado, pero que hoy es una realidad, nadie sabe qué será de ellos cuando todo esto pase, yo solo espero que cada uno de nosotros volvamos a los teatros, a los conciertos, para darle un salvavidas a todos aquellos que sigan en pie después de esta tragedia.
Para terminar, espero que esto realmente nos sirva para mejorar, aunque no estoy convencida de eso, ni tengo mucha fe, pero quizá, solo quizá, logremos ser mejores seres humanos de lo que éramos antes.