Por: Danniela Rodríguez
El anuncio no sorprendió del todo a quienes siguen de cerca la política nacional, Saade, una figura mediática entre los sectores cristianos progresistas, ha sido uno de los defensores más fieles del proyecto político del Pacto Histórico desde sus inicios, pero lo que sí sorprendió fue la rapidez con la que el nombramiento generó polémica.
Saade, abogado de profesión y pastor cristiano, asumirá un cargo estratégico en la Casa de Nariño en la coordinación de la agenda del presidente, servirá de puente entre el Ejecutivo y los ministerios y responsable de la seguridad presidencial y de las relaciones diplomáticas de alto nivel, un puesto de confianza absoluta en el que Petro deposita su confianza en el último tramo de su mandato.
Originario de La Guajira, Alfredo Rafael Saade Vergel ha sido un personaje visible, polémico y hasta caricaturizado. No es la primera vez que su nombre suena en las esferas del poder: en 2022 compitió en la consulta presidencial del Pacto Histórico, y aunque perdió por amplio margen frente a Petro, obtuvo visibilidad en sectores evangélicos por su discurso en pro de la familia tradicional, anticorrupción y por ser uno de los pocos cristianos que públicamente apoyaban a un líder de izquierda.

Tras la victoria de Petro, Saade se convirtió en una especie de embajador religioso del gobierno, y fue clave en articular el respaldo de cientos de pastores cristianos a las reformas sociales y al proyecto político del presidente.
Pero no todo es fe en la carrera de Saade, su paso por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD), como contratista durante 2023 está hoy bajo la lupa, la Procuraduría investiga presuntas irregularidades en la contratación de ollas comunitarias en La Guajira, un programa de atención a comunidades vulnerables que según el órgano investigativo habría tenido sobrecostos y falta de ejecución efectiva.
En mayo pasado, durante un cabildo popular en Barranquilla, Saade sorprendió incluso a sectores afines cuando propuso públicamente cerrar el Congreso y habilitar la reelección presidencial. “En el Congreso durante años se han robado la plata de los pobres. El pueblo debe tener el poder para decidir si el presidente continúa”, dijo ante cientos de asistentes.
Aunque Saade se presenta como pastor cristiano, múltiples iglesias evangélicas no lo reconocen oficialmente como ministro. La Confederación Evangélica de Colombia (CEDECOL) aclaró que Saade no pertenece a ninguna de sus iglesias afiliadas y no tiene credenciales formales como pastor.

El nombramiento de Alfredo Saade llega en un momento clave para el gobierno de Gustavo Petro, que enfrenta dificultades para sacar adelante sus reformas sociales, conflictos con la Corte Suprema y una creciente polarización política. Analistas coinciden en que este movimiento busca consolidar un círculo cercano y leal al presidente en la última etapa de su mandato.
Para algunos sectores, el nombramiento evidencia una estrategia de Petro por rodearse de figuras que comparten su visión ideológica, aunque no necesariamente tengan una trayectoria administrativa sólida. Para otros, representa una oportunidad para ampliar el alcance del gobierno en sectores religiosos y populares.
Sin embargo, las controversias en torno a Saade podrían convertirse en un nuevo foco de tensión para la Casa de Nariño. La oposición ha anunciado que pedirá vigilancia a su gestión y seguimiento a los contratos que tuvo en la UNGRD, así como a cualquier iniciativa que se derive de sus declaraciones sobre el Congreso y la reelección presidencial.