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¿Es el Autismo una huella inesperada de la evolución humana?

Un estudio sugiere que los cambios evolutivos que nos hicieron más inteligentes también nos hicieron más propensos al autismo, al modificar las neuronas más abundantes de nuestro cerebro

Por: Andrés Camargo

Un estudio publicado recientemente, realizado por científicos del Departamento de Biología de la Universidad de Stanford descubrió una conexión profunda entre la evolución del cerebro humano y la alta prevalencia del Trastorno del Espectro Autista (TEA).

Su investigación revela que las mismas presiones evolutivas que pudieron impulsar nuestras capacidades cognitivas únicas también dejaron a nuestro cerebro más vulnerable. La predisposición al autismo podría ser un subproducto inesperado de la propia evolución de la inteligencia humana.

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Un nuevo principio general en la evolución neuronal establece que cuanto más abundante es un tipo de neurona, más lentamente evoluciona. Sin embargo, los humanos son la excepción a la regla.

Las neuronas más comunes en nuestro neocórtex han evolucionado a una velocidad vertiginosa; un proceso que parece estar directamente relacionado con los genes del autismo, y que ofrece una nueva perspectiva sobre lo que nos hace humanos.

El cerebro humano: una excepción evolutiva

Para entender la evolución de un órgano tan complejo como el cerebro, los investigadores compararon el material genético de las neuronas en humanos, primates y otros mamíferos.

Así descubrieron una regla fundamental: los tipos de células cerebrales más comunes son increíblemente estables, y apenas han cambiado a lo largo de millones de años. Esto tiene sentido, ya que un cambio en una célula tan extendida podría desestabilizar todo el sistema.

Al analizar el cerebro humano, los investigadores encontraron que las neuronas L2/3 IT (las más numerosas y vitales para funciones como el lenguaje y el razonamiento) habían evolucionado a un ritmo acelerado en nuestro linaje.

¿Qué impulsó este cambio tan drástico y en contra de las reglas? La respuesta parece estar ligada a nuestra mayor capacidad intelectual.

Un “ajuste” genético clave

El estudio reveló que esta rápida evolución humana implicó un “ajuste” muy específico: la disminución coordinada en la actividad de un grupo de genes directamente relacionados con el autismo.

Los científicos encontraron que, en estas neuronas cruciales, los humanos modernos tenemos estos genes mucho menos activos que los chimpancés.

Este cambio no fue un accidente. La evidencia sugiere que fue el resultado de selección positiva, lo que significa que tener una menor expresión de estos genes proporcionó una ventaja de supervivencia a nuestros antepasados.

Esta ventaja pudo estar relacionada con el desarrollo de un cerebro con mayor plasticidad, capaz de aprender y adaptarse, o con la aparición de habilidades cognitivas superiores.

Ilustración: Tipos de neuronas – Imagen generada Google Gemini

El precio de una mente compleja

Este beneficio evolutivo vino con un costo. Al reducir la actividad de estos genes, la evolución nos acercó a un “umbral” biológico.

Imaginemos que, para que el cerebro funcione de manera óptima, la actividad de estos genes debe estar por encima de un nivel determinado.

En los primates, este nivel es muy alto, por lo que se necesitan grandes fallos genéticos para causar problemas. En los humanos, la evolución bajó este nivel para obtener nuevas habilidades.

Ahora estamos más cerca del “borde”, por lo que pequeñas perturbaciones genéticas o ambientales, que en un chimpancé no tendrían ningún efecto, pueden ser suficientes para cruzar el umbral y manifestar las características del autismo.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aproximadamente 1 de cada 100 niños en el mundo tiene autismo. Esto representa alrededor del uno por ciento de la población mundial, aunque el dato puede variar según cada estudio y en cada región del planeta.

Por ejemplo, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos (CDC, por su siglas en inglés), reporto en 2023 que uno de cada 36 niños de ocho años tiene autismo.

En Colombia, aunque no se cuenta con una certeza estadística actual, el Concejo de Bogotá estima que hay más de 115 mil personas con este trastorno.

La prevalencia ha aumentado con el tiempo debido a una mayor conciencia sobre la enfermedad, y a la expansión de los criterios que ayudan a diagnosticar este trastorno.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que el uso de paracetamol durante el embarazo puede estar asociado con un riesgo muy alto de desarrollar este trastorno.

Sin embargo, no se cuenta aún con pruebas concluyentes acerca de la relación entre el acetaminofén (el ingrediente activo de dicho medicamento) y el autismo. Se requiere de muchos más estudios para profundizar en los tratamientos actuales.

La alta prevalencia del autismo en nuestra especie no sería un “defecto”, sino la otra cara de la moneda de las adaptaciones que permitieron el florecimiento de nuestra inteligencia.

Es el precio que, como especie, pudimos haber pagado por desarrollar las mentes complejas que nos definen hoy.

Para más información de Rizoma
https://www.uniminutoradio.com.co/rizoma/

| Nota del editor *

Si usted tiene algo para decir sobre esta publicación, escriba un correo a: jorge.perez@uniminuto.edu

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