Por: Juan Esteban Solano Montero
Estado de Fuga, la nueva serie de Netflix, recrea desde la ficción uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Colombia: la masacre de Pozzetto, ocurrida el 4 de diciembre de 1986. Con un elenco destacado, encabezado por el actor Andrés Parra, la producción propone una mirada psicológica y dramática de un hecho que marcó al país.
La serie toma como base este episodio y construye su relato desde la ficción, también inspirada en el libro Satanás del escritor Mario Mendoza, que curiosamente fue compañero de Tesis de Campo Elías Delgado, el autor de la masacre, para explorar en profundidad las circunstancias y tensiones que rodearon los hechos, así como las consecuencias psicológicas y emocionales que enfrentaron quienes estuvieron cerca del asesino.

Estado de Fuga es una ficción inspirada en uno de los episodios más oscuros de la historia reciente de Bogotá. La serie sigue a Campo Elías Delgado (Andrés Parra), conocido por su papel de Pablo Escobar, y a León, su compañero de universidad (José Restrepo), en un relato que explora las tensiones psicológicas y sociales previas a la masacre de Pozzetto. Con un elenco conformado por César Mora, Jorge Enrique Abello y Carolina Gómez, la producción se inscribe dentro del género del thriller psicológico.
La serie es oscura y tensa, ambientada en la Bogotá de los años ochenta, que se adentra en la mente del asesino, como en la de quien sin saberlo convivió con él. Aborda temas como la salud mental, el control y la manipulación, y presenta teorías conspirativas llamativas, desde programas de control mental en Estados Unidos y el papel de la policía secreta colombiana (F2), hasta la curiosa hipótesis que vincula a Conan Doyle con la identidad de Jack el Destripador.

Esta producción es recomendable para quienes se interesan en los hechos históricos, en la criminología, en la literatura oscura y en el estudio de personajes complejos, como el asesino de Pozzetto. El público puede esperar una historia intensa, que muestra con detalle la Bogotá de la época, que combina el suspenso que nunca puede faltar de un thriller psicológico como en Estado de Fuga.








