El ex alcalde de Londres y líder de la campaña por el “brexit” o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), Boris Johnson, es el próximo primer ministro británico en sustitución de Theresa May, al imponerse en las elecciones primarias conservadoras.
Tras ser declarado ganador, Johnson prometió cumplir con el “brexit” el 31 de octubre. Además, insistió en que “dará energía” al país y que le contagiará de espíritu positivo y de un sentimiento de que las cosas se pueden “hacer”.
Bajo esta decisión Inglaterra se puede enfrentar a un escenario complicado, el dejar la UE significa entre otras cosas que el 1 de noviembre ya estaría fuera del Mercado Único y de la Unión Aduanera, dos de los principales instrumentos de política comercial del bloque, y las partes se relacionarían según las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
También significa salir inmediatamente de la órbita de varias instituciones como la Corte Europea de Justicia y la Europol y, sobre todo, británicos y europeos se encontrarían con un problema muy complejo, la frontera entre la República de Irlanda (miembro de la UE) e Irlanda del Norte, parte de Reino Unido.
Por una parte el Reino Unido se ahorraría tener que contribuir al presupuesto de la UE, que ronda los US$11.200 millones por año, pero los productos británicos que se vendan en Europa estarán sujetos a impuestos como los de cualquier otro país y los productos europeos que ingresen a Reino Unido también lo harán con altos aranceles y revisiones aduaneras, lo que podría causar embotellamientos en los puertos, sin embargo, el gobierno británico anunció que al principio no aplicará tarifas en el 87% de los productos europeos que lleguen a Reino Unido.
La salida sin acuerdo también afecta el sector de los servicios, que perdería su acceso al mercado único de la UE y su mano de obra, lo que impactaría desde la banca y los seguros a los abogados, músicos y chefs en ambas partes.
La tarjeta de salud europea (EHIC), que le permite a cualquier ciudadano europeo recibir tratamiento en los hospitales públicos de cualquier país miembro en caso de enfermedad o accidente, no será válida para ellos. De igual manera los británicos que vivan en algún país de la UE deberán obtener la licencia de conducir del país en el que residan, lo mismo aplicará para los comunitarios que vivan en Reino Unido.
Los ciudadanos europeos que están afincados en Reino Unido pueden presentar una solicitud de estatus de residente que les permitiría permanecer en el país incluso sin acuerdo y la mayoría de los países miembros de la UE han recomendado registrarse a los residentes británicos que viven en sus territorios.
Entre una gran cantidad de nuevas condiciones, impuestos, restricciones el tema más complejo es la Irlanda, sobre el cual aún no claridad. Con todo y esto para muchos de los simpatizantes con el brexit duro, catalogan todas estas posibilidades como exageradas y que los británicos no se sumirán en una crisis financiera como lo han anunciado especialistas en el continente.