El Reino Unido ya había abandonado oficialmente el club de los 27 el pasado 31 de enero, pero este viernes, con la entrada del 2021, ha salido del mercado común y la unión aduanera, a los que todavía estaba ligado durante el periodo de transición que acaba de terminar.
A partir de ahora, el Reino Unido, como ha insistido el gobierno, se convierte en país con control de sus aguas, libertad de negociar acuerdos comerciales con países fuera del bloque comunitario, sujeto únicamente a sus propias leyes y bajo jurisdicción de sus tribunales.
El pacto de Nochebuena sellado en Bruselas, después de nueve meses de negociaciones, asegura que el Reino Unido puede “comerciar y cooperar” con los 27 miembros de la UE “en los más cercanos términos de amistad y buena voluntad”.
Así este 1 de enero acaba el llamado “periodo de transición” en el que Londres y Bruselas mantuvieron la mayoría de las leyes de la Unión mientras negociaban su nueva relación. Aunque esto evita el llamado “Brexit duro” europeos y británicos ya no contarán con las mismas libertades que antes, supone, entre otros cambios, el fin del libre movimiento de personas, la imposición de controles aduaneros y la limitación de servicios que antes fluían de un lado a otro sin mayores restricciones.
Según fuentes internacionales, la nueva relación exige condiciones como la que se puede seguir viajando sin visa, pero solo para estancias cortas. Reino Unido implantará un nuevo sistema basado en puntos y la UE aplicará las reglas para terceros países. No habrá tarifas adicionales entre exportaciones e importaciones, pero se impondrán controles de seguridad en aduanas que podrían dilatar el intercambio fluido de bienes. Las consideraciones anteriores no aplican para Irlanda del Norte ni europeos ni británicos con residencia oficial y regularizada en Reino Unido y la Unión Europea.